El Servicio Profesional Docente como ley secundaria, incluida en la reforma educativa 2013, establece los criterios, los términos y condiciones para el Ingreso, la Promoción, el Reconocimiento y la Permanencia en el Servicio; desde ésta se empiezan a determinar las políticas, directrices, acciones y estrategias que coadyuven a atender los desafíos asociados al quehacer docente.
Este artículo recapitula la visita de la Mtra. Sylvia Irene Schmelkes del Valle, Consejera Presidenta del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en fechas pasadas a la Ciudad y Puerto de Acapulco, Gro. para reunirse con directivos y docentes que integran la Jefatura de los Servicios Educativos Estatales Región Acapulco – Coyuca.
El contexto de la educación de calidad
Mucho se ha debatido entorno a la validez y pertinencia de la reforma educativa 2013 dados los contextos políticos, sociales, educativos… actuales, la cual desde sus preceptos enfatiza la necesidad de que el Estado sea garante de una calidad en los servicios educativos obligatorios que oferta ante la sociedad mexicana, ello implica desde los materiales y métodos educativos, pasando por la infraestructura educativa y culminando con la idoneidad de los directivos y docentes con la finalidad de garantizar el máximo logro de los educandos.
Para ello, se consideró necesario crear el Sistema Nacional de Evaluación Educativa, el cual se dejó a cargo del INEE, que a partir de este proceso de reforma se convierte en un organismo público autónomo con personalidad jurídica y patrimonio propio. Así el INEE asume las tareas de evaluar la calidad, el desempeño y el resultado del sistema educativo nacional en la educación obligatoria.
Bajo esta perspectiva, a partir de diagnósticos realizados desde el 2013, se reconoce que el sistema educativo mexicano se enfrenta a cuatro problemas: el acceso, la deficiente calidad, la inequidad y el rezago, condiciones que si bien no son de ninguna manera igualitarias en todas las entidades federativas, si se agudizan en algunas como es el caso de Guerrero, cuyo sistema educativo históricamente ha enfrentado retos enormes en cuanto a estos problemas, lo que se evidencia con el dato de que 74.4% de los estudiantes de preescolar, primaria, secundaria y media superior (según cifras del INEE) en esta entidad viven con grados de marginación alto o muy alto.
Por lo anterior, en los años venideros, el cumplimiento de los principios emanados de estas leyes debe atender retos enormes particularmente si consideramos la necesidad de contar con una congruencia de objetivos, resultados y procesos del sistema educativo nacional en concordancia con lo que se hace en los estados; de la misma manera resultará importante dar atención a estas condiciones en las dimensiones de eficacia, eficiencia, pertinencia y equidad, ello dentro de contextos sociales, económicos y culturales tan complejos como es el caso de Guerrero.
Los pilares de la reforma educativa 2013
Tomando en cuenta que esta reforma apuesta a lograr validar el derecho a una educación de calidad en los niveles educativos obligatorios de México, debe reconocerse la necesidad de contar con pilares desde los cuales se transite hacia ese fin, así la Evaluación Educativa, el Servicio Profesional Docente y el Sistema de Asistencia Técnica a la Escuela representan los ejes sobre los cuales se estarán cimentando los procesos educativos, organizativos y administrativos de la educación obligatoria en México a partir del 2013.
En este sentido el Servicio Profesional Docente emerge como un aspecto sustantivo de la educación amparado en la visión de que la evaluación sirve para mejorar, precepto sustentado en los fundamentos formativos de la evaluación como parte de los procesos humanos y que dentro del mundo globalizado actual es una tarea imperativa para contribuir al logro de los objetivos y metas establecidos en diferentes ámbitos. Al respecto se reconoce que la función docente es compleja y multidimensional, para ello el diseño de un perfil, de parámetros e indicadores es un aspecto preponderante para determinar cuál es el tipo de docente que se requiere en los contextos educativos actuales.
Tal tarea fue lograda a través de los esfuerzos conjuntos de la SEP y el INEE, ello a partir de una realidad propia de nuestro país así como de las prácticas y experiencias internacionales. En este sentido contextualizar el quehacer docente implica la necesidad de reconocer la diversidad como un factor elemental en la práctica de los docentes, particularmente por los diferentes contextos en los cuales éstos laboran en la actualidad, la Región Acapulco–Coyuca por ejemplo cuenta con 285 instituciones de los niveles de preescolar, primaria, secundaria (general, agropecuaria y telesecundaria), las cuales se ubican en los municipios de Acapulco de Juárez y Coyuca de Benítez, en contextos urbanos pero también rurales, por lo cual uno de los debates sustantivos entre los directivos y docentes es cómo llevar a cabo una evaluación válida y pertinente en esas condiciones.
Al respecto es digno de reconocer el esfuerzo del INEE por establecer un proceso de evaluación que apuntale a la integralidad de la intervención docente, máxime aun contextualizando las condiciones en las cuales ésta se lleva a cabo, esto a través de instrumentos que consideren de manera oportuna todos los aspectos relacionados al quehacer docente.
La evaluación de directivos y docentes
Uno de los aspectos medulares de esta visita giraba en torno a la necesidad de conocer cuál sería el proceso que se seguiría para evaluar a los directivos y docentes, pregunta expresa de los casi 200 directivos, docentes, asesores técnico pedagógicos y personal de apoyo de las 285 instituciones que tuvieron representación en este evento; para lo anterior fue valioso y motivante identificar que este proceso apunta a la tan anhelada profesionalización magisterial, desde la cual se tratarán de establecer mecanismos que contribuyan a una mejora del quehacer docente, para ello se afirmó que la evaluación no encierra en sí un proceso único, sino que está vinculado con procesos de acompañamiento, de apoyo y de formación que enfaticen la necesidad de mejorar las condiciones de trabajo de los docentes, particularmente de aquellos que realizan éste en los contextos más desfavorecidos.
En este sentido conocer que durante el 2015, 250 000 directivos y docentes en servicio (cifra actualizada en días recientes) serán sujetos de evaluación a partir de cuatro etapas (el Informe de cumplimiento de responsabilidades profesionales, el Expediente de evidencias de enseñanza, el Examen de conocimientos y competencias didácticas que favorecen el aprendizaje de los alumnos y la Planeación didáctica argumentada) engloban en sí un entramado de los aspectos vinculados con el quehacer docente, ante lo cual fueron evidentes las manifestaciones en el sentido que este proceso debe estar dirigido por personal capacitado para tal fin, con la intención también de evitar procesos sesgados o que en su realización se alejen de los objetivos para los cuales han sido propuestos.
¿Qué sigue en este proceso?
Diversos autores con experiencia en los procesos de evaluación docente señalan la importancia y a la vez necesidad de comprender que la implementación de éstos en cualquier sistema educativo llevan tiempo, así como también están necesitados de una serie de condiciones operativas, técnicas, organizativas y de comunicación con la finalidad de que todos los actores inmersos en los mismos tengan la oportunidad de emitir sus opiniones y consideraciones.
Las actividades de difusión son esenciales porque permiten “tomar” pulso del sentir de quienes al final harán operativos estos procesos, por ende tener la oportunidad de estos acercamientos conducen a enviar un mensaje reconciliatorio con directivos y docentes que en la actualidad ven con rechazo los mismos, que amparados en la desinformación evidencian supuestas falencias. Por lo anterior me parece que el mensaje difundido a través de esta Conferencia realizada en nuestro Estado y Región brinda la oportunidad de contextualizar a la evaluación como una herramienta necesaria para la transformación de nuestro sistema educativo nacional y estatal, pero a la vez, deberá contribuir de manera gradual a establecer condiciones que permitan la mejora de una sociedad como la nuestra que anhela el desarrollo y el progreso como condiciones ineludibles para todos sus habitantes.
Evaluar para mejorar entonces se convierte en un principio no solamente educativo, sino también social, el cual progresivamente todos y cada uno de los actores educativos directos e indirectos debemos apropiarnos a efecto de comenzar a vislumbrar qué tenemos que hacer para mejorar esto que es de todos…nuestra educación y nuestra sociedad.
Agradezco a la Mtra. Sylvia Irene Schmelkes del Valle su disposición e interés por llevar a cabo esta actividad, con ella están cimentándose las bases para contar con una perspectiva diferente que nos permita identificar las bondades y beneficios de la evaluación. De la misma manera reconozco el esfuerzo y dedicación del Jefe de los Servicios Educativos Estatales Región Acapulco–Coyuca por brindar las condiciones propicias para estos espacios, que no serían posibles sin su arduo trabajo al lado de tan brillante y destacado equipo de colaboradores.
Asesor Técnico Pedagógico de la SEG