“La burocracia decide por los maestros, sí, nos festeja, pero ellos deciden sobre nosotros” advirtió el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México Jorge Martínez Stack.
“La docencia en una institución como la UNAM ha sido coptada por la administración, yo no tengo oportunidad de plantear mi propio programa de estudio, por lo cual me vuelvo maquilador de un programa que yo no hice. De un programa aprobado en una instancia donde yo no colaboro”.
Martínez Stack, integrante del Seminario de Educación Superior de la UNAM fue tajante durante su participación en la mesa redonda “El profesor universitario hoy”, realizada en el Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación y en la que también participaron Jesús Carlos Guzmán, Patricia Cheang Chao y Mario Rueda Beltrán, como moderador.
El investigador consideró que la docencia se ha vuelto una especie de actividad monserga, pues la bolsa de estimulos están destinadas a otras áreas, “como la docencia es difícil de evaluar, la calidad de la academia se mide en la investigación, aunque paradójicamente los más evaluados en esta universidad somos los docentes”.
Martínez Stack destacó la ironía de que los investigadores son mejores pagados en la UNAM que los docentes, a los que se les carga la mano, aunque es el personal de asignatura el que hace lo más fuerte de docencia”.
Por su parte Jesús Carlos Guzmán, de la Facultad de Psicología de la UNAM, explico que ser docente en la universidad no es sencillo “te contratan porque eres experto en la disciplina, no porque tengas capacidad pedagógica, se asume que si soy buen ingeniero puedo dar buenas clases”.
Guzmán ha dedicado su trabajo de investigación, de los últimos años, a entrevistar a buenos maestros, calificados así por sus alumnos, con la intención de entender que es un buen maestro y que técnicas emplea para serlo.
Entre los resultados arrojados tras entrevistar a docentes de ingeniería, medicina y psicología, destaca que un buen maestro, aquel que deja huella, disfruta lo que hace, disfruta enseñar, por lo que la motivación es indispensable.
La calidez de los maestros también es indispensable, deben ganarse la confianza de sus alumnos, interesarse por ellos, incluso en detalles como aprenderse su nombre, lo cual no es sencillo en un grupo como 40 alumnos.
Las y los buenos profesores, según Guzmán, están interesados en saber si sus alumnos están aprendiendo o no, más allá de la evaluación institucional.
Patricia Cheang Chao, de la Facultad de Psicología, quien se ha desempañado como tutora en cursos a distancia abordó –durante su ponencia– el reto tecnológico que deben enfrentar las y los docentes que trabajan en en educación en lína.
La especialista planteó que se trata de una situación de visitantes y residentes en la tecnología. Las y los profesores son visitantes, están en la red para buscar un documento, enviar un correo, por cuestiones especificas, pues creen que navegar es perder el tiempo.
Mientras que los residentes –las y los jóvenes alumnos– no hacen una división entre la vida real y virtual, para ellos es lo mismo, no tienen problema en mostrar su identidad, son miembros de comunidades en red.
¿Qué sucede con un profesor que debe usar la tecnología? Cambie de piel, pero no de esencia, opina la especialista. Partamos de que es un especialista en el área, pero no está formado en cuestiones de pedagogía, de didáctica, además ahora tiene que usar tecnologías.
Los retos para las y los docentes universitarios son mayúsculos, por lo que es indispensable replantearse lo que está ocurriendo en las aulas universitarias.
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