A Querétaro le hace falta un programa estatal de educación que refleje que no solo es una entidad rica en términos económicos, sino que también posee fortaleza intelectual. En las entregas pasadas, sostuve que hay que revisar los programas y estrategias orientados a disminuir el abandono escolar en la secundaria porque parecen ser ineficientes. La tasa de deserción en este tramo de la educación básica ha permanecido sin cambio significativo a lo largo de cuatro años y además, dicho indicador es mayor al promedio nacional.
Asimismo, se destacó la necesidad de que las élites que desean asumir el poder expliquen qué harán para asegurar la calidad en los telebachilleratos comunitarios, por un lado y por el otro, que especifiquen claramente cuál será la meta de cobertura para el nivel de educación media superior. Si evitan fijar metas concretas y verificables repetirán el error de la actual administración encabezada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En el ámbito de la educación superior hay también varios retos que hay que asumir sin rodeos. Es importante que un estado que se industrializa y moderniza rápidamente conduzca una reflexión seria sobre los profesionales que desea formar. ¿Cómo se crea y cultiva la fortaleza intelectual de un estado guiado por los principios de la industrialización y la modernización? Hay varios indicadores que pueden acercarnos a una respuesta. Veamos primero los años de estudios de la población entre 25 y 64 años que reporta el Segundo Informe de Gobierno del presidente Peña. Ahí puede observarse que Querétaro, en el año 2013, registró un promedio de escolaridad de 9.6 grados cuando en 2005 era de 8.3.
La entidad federativa con el promedio de escolaridad más alto es el Distrito Federal (11.1), aunque contrario a Querétaro, la Ciudad de México expulsa a más personas de las que recibe. Estos movimientos migratorios quizás expliquen la razón por la cual el DF disminuye su porcentaje de estudiantes “talentosos” y Querétaro lo aumenta.
Según Blanca Heredia y Edgar Franco, el “talento” puede medirse por medio del porcentaje de estudiantes ubicados en los niveles más altos de la prueba PISA en el área de Matemáticas, que son el 5 y el 6. Con estos niveles, los jóvenes tendrían la “capacidad de trabajar con modelos para situaciones complejas” y podrían “conceptualizar, generalizar y utilizar información basada en sus investigaciones” (OCDE).
Bajo este concepto de talento, el DF pasó de tener 1.5 por ciento de jóvenes “talentosos” en 2009 a 0.8 por ciento en 2012. En Querétaro, la cosas son distintas. Esta entidad registró, según Heredia y Franco, el mayor porcentaje de estudiantes “talentosos” (1.9%) en 2012, lo que significó casi tres veces el promedio nacional. ¿A qué grado gana Querétaro “talento” por la inmigración y a qué grado lo cultiva directamente gracias a su sistema educativo?
Una de las propuestas más importantes del Plan Querétaro 2010-2015 era promover la “formación científica y tecnológica desde la educación básica”; pero como ya lo hemos señalado, no se puede saber cómo se avanzó debido a que el Quinto Informe de Gobierno del gobernador Calzada es vago e impreciso. Por ejemplo, se señala que los “resultados del programa de Apoyos para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, han sido satisfactorios […]” y se afirma que “la enseñanza de la ciencias está incorporada en todos los niveles educativos…”. ¿Deberíamos creerle al gobierno por el simple hecho de afirmar que ha avanzado? No; la responsabilidad del ciudadano es verificar la información, buscar los datos, formular críticas y en su caso, hacer un juicio del desempeño del gobierno. Esto ayuda mucho al momento de estar frente a la urna para votar.
Desafortunadamente, no es posible con la información proporcionada por el gobierno en turno saber qué resultados dio el programa de formación científica y tecnológica en la educación básica de Querétaro. ¿Se están inculcando las habilidades científicas en todas las niñas, niños y jóvenes de esta entidad como para esperar un florecimiento intelectual y un vigoroso incremento del “talento”? ¿Qué papel desempeñan en este sentido las instituciones de educación superior y los centros de investigación y desarrollo tecnológico?
La formación de científicos y tecnólogos en esta entidad presenta rasgos interesantes. Por ejemplo, hay un incremento de 42 por ciento de 2010 a 2014 en términos de investigadores pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) cuando a nivel nacional esta proporción fue 29, es decir, 13 puntos porcentuales por debajo de Querétaro. Sin embargo, mientras que en el país 16 de cada 100 investigadores nacionales pertenecen al área de Ciencias Sociales, en Querétaro esta proporción cae a la mitad (8%). En Humanidades las cosas son también dispares. En México, 15 de cada 100 miembros del SNI pertenecen a esta área, pero en Querétaro esta proporción disminuye seis puntos para ubicarse en nueve.
Las Humanidades son clave para fortalecer la democracia, según lo expresó Martha Nussbaum, reconocida filósofa de Chicago y Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales 2012. Sin negar la importancia de las finalidades instrumentales de la educación — como lograr un empleo—, Nussbaum sostiene que al hacer a un lado las humanidades, los universitarios podemos perder la oportunidad de adquirir las habilidades para pensar críticamente, de mostrar compasión y empatía con nuestros semejantes y de poner en cuestionamiento nuestras lealtades locales para acercarnos a los problemas como “ciudadanos del mundo”.
Ante los tiempos electorales que vivimos, ¿a quién le importará promover verdaderamente las Ciencias Sociales y las Humanidades en Querétaro en aras de fortalecer su incipiente democracia?
Twitter: @flores_crespo
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