“Vivimos en un país donde la lectura no es un hábito común entre la población, por ello se ha tornado difícil su promoción”, explica en entrevista, Alejandra Pérez Grobet, Directora de Vinculación y Comunicación de la Casa del Lago Juan José Arreola.
Como recién publicó Educación Futura, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) señaló que más de la mitad de los mexicanos mayores de 12 años (56.4%) reportó que lee libros; poco menos de la tercera parte (30.4%) indicó haberlos leído en algún momento de su vida; en tanto que 12.7% dijo nunca haber leído libros. Una persona lee un promedio de 2.9 libros al año.
Para Pérez Grobet, aunque las herramientas tecnológicas y las nuevas formas de comunicación brindan un mayor acceso a recursos literarios, no motivan a las personas, especialmente a los jóvenes, a integrarse al mundo de los libros.
Sin embargo, señala, el libro físico aún representa toda una obra de arte y no pude ser reemplazado por ninguna tecnología.
“Tener un libro en las manos, significa tener todo un trabajo artístico y multidisciplinario, porque ahí se representa la labor de escritores, diseñadores, encuadernadores, etcétera, que difícilmente puede verse en las publicaciones digitales”.
Incluso, concluye que las nuevas tecnologías de la información refuerzan la cultura del libro y más allá de remplazar los ejemplares físicos, crean nuevos caminos literarios que apoyan a las formas tradicionales de acercarse a la lectura.
Es por ello que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realiza actividades como la Fiesta del Libro y la Rosa con el objetivo de incentivar la lectura entre la población, realizar un encuentro entre editoriales y escritores, así como promover la cultura en todos sus ámbitos.