Los estudiantes que se gradúan de la preparatoria tienen muy pocos empleos y mal pagados porque el sistema educativo actual no otorga a los jóvenes de bachillerato las habilidades necesarias para competir en el mercado laboral, afirmó Robert Farrington.
“Los empresarios batallan al contratar alumnos graduados de preparatoria pues no poseen habilidades para lidiar con situaciones básicas como la comunicación y resolución de problemas”, señala Farrington, asesor financiero de jóvenes estudiantes, a la Revista Forbes.
Este fallo en el modelo de educación ha convertido el grado universitario en un requisito laboral para muchas empresas, “en muchos de los casos, lo que la empresa quiere no es precisamente el título universitario ni un conocimiento más amplio en el área, sino más y mejores habilidades por parte de los empleados que contrata”, explicó el especialista.
Para Farrington, lo anterior se puede comprobar en el proceso que siguen las empresas al reclutar. Los graduados universitarios más propensos a obtener con rapidez un empleo, son aquellos que realizaron muchas actividades durante sus estudios, aquellos que tenían un empleo desde su etapa estudiantil, o quienes desarrollaron habilidades y talentos ajenos a la universidad, y no aquellos que obtuvieron las mejores calificaciones y desempeño académico.
“La mayoría de las empresas prefieren contratar a un estudiante universitario que hace cien mil dólares al año a partir de una idea o proyecto, que al estudiante que ha obtenido las mejores calificaciones y está más preparado académicamente en su área” apunta el asesor financiero.
El problema es que esta situación ha creado una obsesión por adquirir el grado de educación superior. Los estudiantes que terminan la preparatoria se sienten presionados para asistir a la universidad, si es que esperan encontrar un mejor trabajo.
“No digo que la universidad no tenga un gran valor, pero se debe aceptar que en realidad no todos desean incursionar en ella. Lo peor de la presión que enfrentan los estudiantes, es que muchos terminan por tomar la universidad como un periodo de extensión de la educación media superior, es decir, como un requisito que deben cursar en lo que descubren lo que verdaderamente quieren hacer con sus vidas. Esto es sumamente caro para las familias, e impide la independencia de los jóvenes, quienes siguen viviendo con sus padres al ser incapaces de solventar sus gastos propios pues continúan como estudiantes” advierte el experto.
Farrington señala que el grado universitario debe traer consigo una mayor profundidad y reflexión sobre lo que significa para ambas partes: alumnos y empresas. Según este experto, “deben entender el verdadero propósito que existe detrás de la universidad, y tener una razón real para asistir o para valorar un titulo universitario”.
Colaboración proporcionada por el blog Conversaciones GESS México.