Por Emilio Chuayffet
La primera de las reformas impulsadas por el Ejecutivo Federal fue la educativa. Consciente de que la educación es un pilar para lograr un México próspero, el Presidente Enrique Peña Nieto incorporó la educación de calidad para todos como un propósito esencial del Plan Nacional de Desarrollo, y asumió el compromiso de impulsar modificaciones a la Constitución y leyes secundarias para atender la legítima demanda de poner al día el derecho a la educación.
Debido a la Reforma Educativa, la ciudadanía tiene la garantía constitucional de exigir servicios educativos de calidad para sus hijas e hijos, a la vez que, con su participación, es corresponsable de situar a la escuela como el centro del Sistema Educativo Nacional. Además, el núcleo de la Reforma ha sido la atención que ahora se brinda al magisterio como actor fundamental del proceso educativo. La razón, evocando a Jesús Reyes Heroles, es que: los maestros han sido agentes de cambio y transformación y tienen todo para seguir siéndolo en el futuro.
El sistema para la profesionalización del docente derivado de la Reforma instaura procesos justos y transparentes para el ingreso, promoción, reconocimiento y permanencia de los maestros. Digámoslo sin rodeos: han quedado proscritas del sistema educativo prácticas arbitrarias que tanto perjudicaron a la educación de calidad que merecen los mexicanos. Aún y cuando se mantienen todavía inercias inadmisibles contra el derecho, éstas han sido reprobadas contundentemente por la sociedad y el gobierno.
A la fecha, han participado en los concursos de oposición, dotados de reglas claras, más de 160 mil aspirantes para ocupar los cargos tanto de docentes como de directores en Educación Básica y Media Superior. Al evaluar periódicamente sus habilidades y ofrecerles los medios para mejorar prácticas didácticas, se ha dado un paso histórico para alcanzar mayores niveles de aprendizaje. Asegurar una educación de calidad para todos es un proceso de largo aliento que involucra una formidable tenacidad para vencer incredulidad y resistencia, pero los beneficios tangibles ya se están registrando en cuanto a su eficiencia, eficacia, pertinencia y equidad.
Gracias a la colaboración del Inegi, se realizó el censo nacional de escuelas, maestros y alumnos de educación básica y especial, el cual permitió, por primera vez en la historia, conocer la realidad de 236,973 planteles, 23.6 millones de estudiantes y 1.8 millones de personas que laboran en este sector. Para octubre próximo se iniciará el censo en educación media superior.
Cumplimos con la obligación de crear el Sistema de Información y Gestión Educativa SIGED, una sola plataforma tecnológica que representa la columna vertebral para desarrollar una planeación y evaluación eficaces, así como para rendir cuentas y apoyar las labores de gestión escolar. Adicionalmente, las autoridades del sector, directores y docentes, padres de familia, especialistas y la sociedad en general, cuentan ya con acceso transparente a información confiable del Sistema Educativo Nacional.
De los datos obtenidos inicialmente, se derivó el Programa de la Reforma Educativa en los 20, 154 centros de enseñanza identificados por sus mayores carencias y donde ya se mejora su infraestructura y equipamiento. Destaca que 97% de los recursos del programa, que ascienden a 7 mil 500 millones de pesos, son transferidos de manera directa a las escuelas que, gracias a la autonomía de gestión derivada de la Reforma, deciden con los padres de familia en qué y cómo invertir los recursos en función de las necesidades del plantel.
En el mismo sentido, el Programa de Escuelas Dignas ha permitido la rehabilitación de 10,329 escuelas, con una inversión de 8 mil 064 millones de pesos.
Al día de hoy operan 23, 182 escuelas de tiempo completo, casi cuatro veces más de las que había al inicio de esta administración, que atienden a más de 3.4 millones de alumnos de Educación Básica. De ellas, 16 mil 764 se localizan en los mil 012 municipios del Sistema Nacional para la Cruzada contra el Hambre y los polígonos del Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia.
Una transformación tan profunda de la enseñanza no puede ser inmediata. La reforma muestra avances claros, sólidos e indiscutibles. Es un proceso que exige al gobierno y a la sociedad trabajar unidos.
Los mexicanos hemos hecho frente a obstáculos y resistencias. Los seguiremos venciendo, porque no hay ni debe haber privilegio alguno que se anteponga al poder renovador de la educación.
Secretario de Educación Pública