En enero de este año el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología lanzó la segunda convocatoria de un programa nuevo denominado “Cátedras Conacyt para Jóvenes Investigadores”. El objetivo, como dice la convocatoria, es aprovechar los recursos humanos del más alto nivel, para fortalecer y complementar las capacidades de instituciones públicas participantes y colaborar con los retos nacionales, a través de proyectos científicos y tecnológicos. Para decirlo más claro, este Programa está dirigido; por un lado, al personal calificado con estudios de doctorado y posdoctorado en el país o en el extranjero; y por otro lado, a las Instituciones de Educación Superior (IES) federales, estatales y centros públicos de investigación que realicen ciencia e investigación.
El programa, se afirma, “es inédito y sin precedentes”, pero ¿qué tan cierta es esta afirmación? Veamos. De entrada, el programa Cátedras Conacyt no parece tan nuevo, sobre todo si consideramos que la estrategia de recuperar los recursos humanos altamente calificados se ha implementado, a lo largo de más de dos décadas, con otros programas a cargo del Conacyt, por ejemplo, el Programa de Retenciones y Repatriaciones (PRR), cuyos resultados han sido significativos pero variables (Canales, A. Campus Milenio, No 549, [27 de febrero del 2014]).
Vale la pena hacer una comparación entre el programa Cátedras Conacyt y el PRR, porque éste aplicó en los últimos años para IES públicas y privadas, bajo la idea de que los recursos humanos altamente calificados no podían ser absorbidos completamente por el sector público, por lo que el gobierno federal dio incentivos a IES privadas para que establecieran Programas Nacionales de Posgrados de Calidad y estuvieran registradas en el Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas (Reniecyt) para que aprovecharan los recursos humanos formados.
Ahora el Conacyt (con el programa Cátedras) cambia de estrategia, ahora se avoca sólo a las IES públicas,lo cual es nuevo e inédito. Hay otras evidencias que sustentan tal característica, por ejemplo: en ningún otro momento de la historia el Conacyt había ofrecido plazas para jóvenes investigadores, ofrecía más bien becas; tampoco había contratado personal, dado que esto lo hacían las propias IES públicas, federales, estatales y centros públicos de investigación.
¿Novedoso y sin precedentes que el Conacyt ya no sólo otorgue becas, sino además sueldos? Si, pero nos hace suponer que ahora se trata de entrar en la academia con un nuevo régimen laboral tipo outsourcing donde las universidades públicas y centros de investigación ya no sólo contratan a los profesores e investigadores, sino también el Conacyt. Bajo este nuevo régimen laboral, se establece como política una alta productividad (pertenecer a otro programa como el SNI) y regular el tiempo o duración del contrato por el cual estarán vinculados los jóvenes investigadores con el Conacyt.
Otro punto novedoso, es su diseño del proceso de selección. El programa Cátedras Conacyt busca atender los retos que establece el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (Peciti), los cuales son: ambiente, conocimiento del universo, desarrollo sustentable, desarrollo tecnológico, energía, salud, sociedad. Para hacerlo se establece la siguiente lógica: los jóvenes investigadores responden a la convocatoria del Conacyt al ingresar un proyecto con base en los retos del Peciti, mientras que las IES interesadas hacen lo mismo. En este punto, jóvenes investigadores e IES públicas y centros de investigación convergen o divergen. Para cerrar el proceso, el Conacyt con base en una terna, decide qué jóvenes investigadores tienen el mejor perfil de acuerdo a los proyectos y retos presentados.
Ahora bien, ¿cuáles son algunos de los resultados de este programa? Básicamente, aún es muy joven, pero podría considerarse un punto nodal: las plazas otorgadas. De acuerdo a la primera convocatoria, del 2014, las solicitudes fueron más que los jóvenes investigadores aceptados. Alrededor de 3 mil jóvenes (menores de 40 años para los hombres y de 43 para mujeres) con doctorado y posdoctorado solicitaron ingresar a este Programa, pero sólo se otorgaron 547 plazas. En esta segunda convocatoria, podría suponerse por lo menos la misma cantidad de solicitudes (o más), pero sólo se otorgarán 250 plazas. Menos de la mitad, y con el anuncio de la Secretaría de Hacienda del recorte al Conacyt por 900 millones de pesos (Milenio, 30-enero-2015), el programa se nota frágil.
Digamos por ahora, que es plausible la cantidad de vacantes que se abrieron, pero sigue siendo limitado el esfuerzo de este Programa, con relación a los 20 mil doctores que se forman por año, siguiendo la tendencia educativa mundial y el paradigma de la sociedad del conocimiento. A este contexto educativo nacional, también hay que añadir que las IES y los centros públicos no abren suficientes plazas para investigadores, aún y cuando hay un notable envejecimiento de la planta académica y de investigadores.
En suma, el programa Cátedras Conacyt es totalmente nuevo, inédito y joven para evaluarlo. Pero precisamente por eso vale la pena analizar tanto su diseño como sus primeros resultados en el contexto educativo nacional. Observemos pues cómo se desarrolla esta convocatoria y la que le sigue en el 2016.