Al finalizar el año que comienza se habrá cumplido la primera mitad del periodo presidencial de Enrique Peña Nieto. Esta condición obliga a las dependencias de la administración pública federal a transitar de los diseños de planificación y reforma a las acciones de implementación que concreten las propuestas de cambio. Así, en el caso del sector educativo, el 2015 debería ser el año en que tomen cuerpo y dirección las innovaciones que se anunciaron desde el inicio del sexenio.
No pocos obstáculos habrán de enfrentarse en la ruta de la implementación. A la vista está, para comenzar, la resistencia de parte del magisterio en torno a la reforma de la educación básica, en particular en materia de evaluación docente. El conflicto del Politécnico el año pasado mostró, por otra parte, que no se puede descartar una reacción estudiantil ante determinados enfoques de reforma curricular y organizativa de las instituciones del sistema.
Pero probablemente el principal elemento limitativo para adelantar en las propuestas de cambio radique en la disponibilidad de recursos para tal efecto. Como se sabe, el 2015 pinta como un año muy difícil en el área de las finanzas públicas. De continuar las tendencias económicas vigentes, Hacienda tendrá que recortar recursos ya autorizados en el Presupuesto de Egresos del año.
En este renglón, la experiencia histórica reciente muestra que, cuando hay recortes, el sector educativo es uno de los primeros en que se aplican las políticas de austeridad correspondientes. Más todavía: la reducción de fondos suele recaer, para proteger la nómina ordinaria, en los nuevos proyectos, en la creación de infraestructuras, y en general sobre el gasto operativo del sector. En el curso del año se podrá observar si es éste el caso de la reforma educativa, o si por el contrario la administración pública que encabeza Enrique Peña Nieto decide proteger presupuestalmente sus componentes críticos.
Una de las primeras pruebas a superar radica en la aplicación del esquema de nómina centralizada. A partir de los primeros meses se iniciará la aplicación de la nueva fórmula. ¿La distribución centralizada de los salarios traerá conflictos? ¿de qué magnitud y alcances? ¿con cuál respuesta del SNTE? ¿cómo enfrentará, en su caso, la problemática la SEP? Son preguntas que se abren en torno al tema y que pueden marcar la coyuntura educativa del año en curso.
Para adelantar en el registro y sistematización de nuevas propuestas en la reforma sustantiva de la educación pública, el año pasado la SEP organizó una serie de Foros de Consulta Nacional para la Revisión del Modelo Educativo. Los foros se realizaron de febrero a junio de 2014, primero en su vertiente regional y más adelante en la expresión nacional. El trabajo de los foros se concentró en los niveles de educación básica, en educación media superior y en educación Normal. Se registraron cientos de ponencias, se llevó a cabo un trabajo de relatoría enfocado, principalmente, a la sistematización de recomendaciones prácticas, y se elaboraron los documentos de síntesis y conclusiones correspondientes. Como resultado de la dinámica, la SEP cuenta hoy con material suficiente para adelantar, si decide concretar el trabajo de los foros, en el diseño de nuevas propuestas educativas para el sistema nacional de educación en los niveles y modalidades examinadas. ¿Se emprenderá esta ruta que puede implicar modificaciones importantes en el Programa Nacional de Educación o se mantendrá el camino de concretar los aspectos de la reforma según los trazos perfilados desde el Pacto por México del 2012?
En educación superior hay varias cuestiones a resolver en el futuro inmediato. Una primera: ¿se va reformar o no la educación Normal? ¿en qué sentido y mediante cuáles acciones? ¿en qué plazo?. En particular, ¿se mantendrá como existe el sistema de Normales Rurales o se buscará renovar esa opción educativa?
El año pasado se concretó la creación del Tecnológico Nacional de México, que integra, para coordinarlos, a los institutos tecnológicos públicos de sostenimiento federal y a los estatales. ¿Cuáles son los siguientes pasos del nuevo modelo, más allá de una administración centralizada? ¿se buscará renovar, y en qué sentido, la enseñanza superior tecnológica del país? Quedó pendiente, en este mismo rubro, la definición organizativa de las Universidades Tecnológicas y las Universidades Politécnicas ¿Se transitará en un esquema similar al del TNM o se mantendrá el modelo vigente? El conflicto del IPN terminó con el compromiso de un Congreso Politécnico Nacional ¿se realizará en 2015, o se administrarán los tiempos de su organización para enfriar las posibilidades de conflicto?
En el sector universitario hace falta saber, y el 2015 debe ser el escenario de respuestas, ¿Cómo se avanzará en la generación de nuevos lugares para la matrícula estudiantil? ¿Se van a crear nuevas universidades, dónde y con qué enfoque? ¿se apostará, como se ha venido haciendo, en la opción no escolarizada o se reforzará la infraestructura de las universidades estatales autónomas? En fin. Hay múltiples temas para seguir durante el año. Hay también un equipo renovado en la SEP encargado de su resolución. Esperemos a ver qué pasos se dan y si estos apuntan en el sentido de una auténtica reforma educativa.