La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que en los 34 países miembros uno de cada cinco estudiantes de 15 años de edad no adquiere las habilidades mínimas necesarias para participar plenamente en la vida social actual, pese a que concluyeron su educación básica. Y destaca que la población de 15 a 29 años que no estudia ni trabaja (conocidos comoninis) se incrementó en 1.3 por ciento desde 2008.
En un análisis de 450 reformas aplicadas entre 2008 y 2014 a los sistemas educativos de las naciones que integran el organismo –las cuales se estima impactan a 200 millones de niños–, advierte que la reforma de este sector sólo puede ser eficaz ‘‘si las políticas están bien implementadas’’.
Perpectivas 2015
En la primera edición del informe Perspectivas de políticas educativas 2015: haciendo que las reformas sucedan, que se presentará hoy en Londres, la OCDE revela que de 2003 a 2012 la proporción de adolescentes que no alcanza un nivel mínimo de competencia en matemáticas para desarrollarse en la sociedad actual se incrementó 0.7 por ciento, mientras el promedio de niños y jóvenes hasta de 18 años que viven con menos de la mitad de la renta media de sus países de origen pasó de 12.8 a 13.4 por ciento de 2007 a 2010, lo que incrementa el número de estudiantes desfavorecidos en riesgo de bajo rendimiento escolar.
A esto se suma que al menos 15 por ciento de los jóvenes de 15 a 29 años de los países miembro del organismo han formado parte de la población que no estudia ni trabaja. En el caso de México, mantiene un promedio superior a la media, con 25 por ciento, mientras Turquía alcanza 29.2, España, 25.8, e Italia, 24.6 por ciento. Por ello enfatiza que en un escenario de crisis económicas lograr la transición de los jóvenes de la educación al empleo ‘‘ha sido un problema’’ para los 34 países de la OCDE.
Destaca que ante la necesidad de mejorar las habilidades y conocimientos de quienes permanecen en el sistema educativo, 16 por ciento de las reformas aplicadas en los países miembros se centran en garantizar la calidad y equidad formativa, mientras otro 29 por ciento buscan preparar mejor a los estudiantes para encarar su futuro.
Los estados también se han centrado en buscar el avance de las escuelas, por lo que 24 por ciento de las reformas tienen este objetivo a través de una mejora en los entornos de aprendizaje, así como atraer y retener a los docentes más calificados.
Asimismo, 14 por ciento de las acciones para modificar los sistemas educativos se enfocan en fortalecer los procesos de evaluación, 9 por ciento en reforzar la gobernabilidad de los sistemas y el manejo de datos, y 12 por ciento aplicaron reformas de financiamiento.
El organismo multinacional destaca que una población con escasa educación puede limitar la capacidad de las economías para producir, crecer e innovar, por lo que la equidad y la calidad en la formación aún es un reto clave para todos los países miembros.
Publicado en La Jornada