¿Qué le depara 2015 a la educación mexicana? ¿Nos colocará el injustificado y atroz caso de Ayotzinapa unos lentes unifocales para que con ellos hagamos cualquier análisis de política educativa? ¿Los casos de enriquecimiento de los políticos y sus familiares —bajo la hipócrita justificación de “construir un patrimonio”— nos quitará toda esperanza de que algo en México pueda cambiar?
Si el 2014 fue un año de debates educativos (Campus 09/01/14), el 2015 puede ser uno de definiciones en virtud de al menos tres acontecimientos. En primer lugar y a nivel internacional, México tendrá que dar a conocer si cumplió con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM): en segundo, la Secretaría de Educación Pública (SEP) tendrá que dar a conocer las características del nuevo modelo educativo, y en tercer lugar, a principios de junio, se realizará la elección intermedia en donde se renovará la Cámara de Diputados, nueve gubernaturas y sus respectivas alcaldías. En alguno de estos tres acontecimientos los ciudadanos estaremos de una u otra manera involucrados.
Los ODM, como usted recordará, surgieron a partir de la Cumbre del Milenio, la cual se realizó en la sede de las Naciones Unidas en septiembre del año 2000. Ahí, los jefes de Estado y Gobierno de los 189 estados que en ese entonces componían las Naciones Unidas se comprometieron a que en 2015 se erradicaría la pobreza extrema y el hambre, se lograría universalizar la enseñanza primaria, se promovería la igualdad entre hombres y mujeres, se reduciría la mortalidad de niños menores de cinco años, se mejoraría la salud materna, se combatiría el VIH/SIDA, la malaria y otros enfermedades, se garantizaría la sostenibilidad del medio ambiente y se fomentaría una alianza mundial para el desarrollo.
¿Cómo se ha desempeñado México al respecto? Repasemos dos indicadores. Según el Panorama Educativo de México 2013, la tasa de matriculación de los niños entre seis y 11 años a nivel nacional es de 98.8, lo que quiere decir que aún falta atender a 161 mil niños (INEE, 2014). ¿Qué hará la SEP para alcanzar este Objetivo del milenio? ¿Quiénes son esos menores?
Con respecto al objetivo de erradicar el hambre, también sería bueno que el gobierno de Peña explique por qué la pobreza alimentaria va en aumento, como bien lo hizo notar Fausto Hernández (Forma y Fondo, Reforma, 04/01/15). Según datos del CONEVAL, la proporción de personas que no pueden adquirir la canasta básica con el producto de su trabajo va en aumento desde hace seis años y no se ha podido revertir tal tendencia pese a la reciente introducción de la Cruzada Nacional contra el Hambre. ¿Será éste otro programa fallido?
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio constituyen una valiosa base para desarrollar una crítica pública y fundada. Si hubiese algún opositor de izquierda sensato y listo, ya estaría revisando y valorando los indicadores relacionados con los ODM para formular puntuales cuestionamientos al actual gobierno priista y sobre todo, a las dos administraciones panistas que le antecedieron.
El seguimiento de los ODM por medio de indicadores objetivos pueden empezar a utilizarse para marcar una diferenciación con los oponentes políticos y entonces buscar el voto de los ciudadanos. Es necesario convertir la amplia desaprobación al desempeño del presidente Peña en un voto en contra del Partido Revolucionario Institucional (PRI). De nada sirve indignarnos y quejarnos de su proceder si ratificamos en el poder a esa élite. El voto, como bien afirma Jorge Alcocer, constituye nuestra “arma democrática” y sería, a mi juicio, equivocado promover en estos momentos la abstención o la nulidad porque podríamos beneficiar, como ya se vio, al mismo PRI. Y ni modo, en el simple hecho de votar los ciudadanos tendremos que enfrentar complejidades y asumir nuestras contradicciones (“el contrario al PRI contradice mi ideología o simpatía de clase”). Por ello sostengo que cada uno de nosotros va a tener que definirse para bien o para mal este 2015. Pero conste que esta definición no es eterna ni inamovible.
Por último, tras 18 foros regionales y tres nacionales, la SEP recibió información de distintos actores sociales y políticos para tratar de definir un modelo educativo que asegure la calidad. A lo largo de 2015 se presentarán los resultados de este amplio ejercicio. ¿Qué nos dirá de interesante e innovador la SEP? ¿Presentará evidencia de alta calidad que muestre que el modelo actual ha fracasado? En lo particular, me interesa mucho conocer las propuestas de la SEP en cuatro aspectos.
Primero, si habrá un plan de implementación de los nuevos modelos educativos con un eficiente sistema de monitoreo.
Segundo, quisiera conocer qué proponen las autoridades para detener el abandono en la secundaria y así frenar el rezago educativo, tercero, qué se hará para promover la pertinencia en el bachillerato desde lo pedagógico e institucional; y cuarto, qué narrativa construirá la SEP para persuadir a algunos normalistas que su esquema de formación inicial ha sido desvirtuado en aras de la supuesta “concientización crítica”.
¿O es que la reforma de las normales va a ser aplazada por temor o cálculo político, tal como algunos analistas sugieren? Ya veremos qué camino toma la SEP y el presidente de la República; mientras tanto, les deseo a todos los lectores de Campus y en específico, a los de Universidad Crítica, un feliz 2015. Sin sus comentarios y críticas, sería más difícil tomar posición y definirse.
Profesor de la Universidad Autónoma de Querétaro (FCPyS) y colaborador de Educación Futura.