A pesar que en la pasada década se incrementó en América Latina la atención educativa a la primera infancia de tres a seis años, al pasar de una tasa de matriculación de 51 a 66 por ciento de los menores en edad de acudir al preescolar, prevalece en la región una enorme heterogeneidad de oportunidades para acceder a cursos de preprimaria, pues en algunos países la atención es de 90 por ciento, mientras en otros de apenas 40 por ciento.
De acuerdo con el estudio América Latina y el Caribe: revisión regional 2015 de la Educación para Todos,cuya versión final se dará a conocer en 2015, de los 36 países cuyos datos fueron analizados –entre ellos México–, se detectó que en aquellos con mayor población rural y niveles altos de mortalidad infantil presentan menores tasas de matrícula en educación preescolar; según publicó el diario La Jornada.
El reporte, elaborado por la oficina de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para América Latina y el Caribe, destaca que la expectativa de años de escolaridad promedio en la región para cursar programas de prescolar es de 1.7 años, es decir, representa una mejora de 0.3 años en la pasada década.
De esta forma, advierte, mientras en Cuba o Jamaica los niños acceden a un promedio de 2.5 a tres años de escolaridad de preprimaria, en más de un tercio de las naciones analizadas las expectativas de permanencia en las aulas para esta edad no superaba año y medio.
Ante las condiciones de inequidad que prevalecen en la mayoría de los países latinoamericanos, la Unesco advierte que la desigualdad en el acceso a la educación prescolar tiene mayores efectos negativos en quienes más se beneficiarían de llegar a las aulas, es decir, la población de menores de ingresos, quienes habitan en zonas rurales y los menores indígenas.
A este escenario se suma que existe poca información sobre la calidad de los programas educativos que se imparten, pues entre los datos recabados sólo se incluye el número de alumnos por profesor, que a escala regional es de 17 niños por docente.
Aunque, destaca el informe, debido a las grandes diferencias en las condiciones en que se imparte este nivel, hay países que cuentan con una media de 10 menores por educador, mientras en otros se eleva a 25 o más estudiantes, como es el caso de México, que en el año 2000 reportó una media de poco más de 20, pero para 2012 se había incrementado a 25, es decir, siete alumnos más que el promedio regional.
De las conclusiones presentadas en el informe, la Unesco subraya que si bien en términos generales América Latina y el Caribe alcanzaron progresos importantes para mejorar la atención a la primera infancia, en cambio sus avances en educación preescolar fueron limitados
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