Los autores del sermón no entienden la diferencia entre una perspectiva de derechos y otra basada en la caridad. Por ello defienden presentar a las personas con discapacidad como si su condición física o mental fuese su principal característica. O peor aún, como si la única manera de financiar a las instituciones que les atienden fuera caricaturizando como en una telenovela barata Jueves 11 de diciembre de 2014.
Mientras en estos días de incierta economía las acciones bursátiles de Televisa van a la alza, las acciones políticas de esa misma empresa se han subido en un elevador que baja y baja.
Esa compañía necesita ser menos torpe a la hora de resguardar la imagen, ya no sólo de la razón social, sino también de su principal dueño. Pareciera que desde adentro hay una campaña diseñada deliberadamente para desbarrancar a Emilio Azcárraga Jean.
Por lo pronto, en un lapso corto su pantalla ha sido utilizada varias veces y de manera errónea para propinar sermones tan artificiales como exaltados, que antes solían observarse únicamente a media noche y en los programas pagados por sectas religiosas.
Para muestra están las intervenciones del cómico Eugenio Derbez, del pasado fin de semana durante la jornada del Teletón, quien para sorpresa de los que disfrutan con su sentido del humor, en esta ocasión lo vieron utilizar el micrófono para fustigar contra los detractores de esa institución filantrópica estrechamente vinculada a la empresa Televisa.
Salieron vapuleadas la Organización de las Naciones Unidas, las redes sociales, las autoridades y un etcétera de personas que no pueden o no quieren reconocer el valor pretendido del Teletón. El enojo fue mucho y poco faltó para que saliera espuma de su boca; eso sí, Derbez aclaró en dos ocasiones que aquellas opiniones eran responsabilidad suya y que la televisora no escribió el guión predicado.
Sin embargo, como el resto del discurso, este argumento también se apreció falso; extraña circunstancia para un profesional que vive de la actuación.
El artificio mal fabricado se debió a que los autores (material e intelectual) del parlamento equivocaron el lugar y también el sentido de su defensa. Por sobre todas las cosas, no comprendieron la crítica que el comité de especialistas de la ONU
hizo tanto al Estado mexicano como a la organización caritativa y también fallaron al responder utilizando arbitraria y alevosamente la pantalla.
Dos son las críticas de la ONU: 1) que buena parte de los recursos para la rehabilitación de las personas con discapacidad del Estado mexicano sea administrada por un ente privado, y 2) que el Teletón promueva estereotipos de las personas con discapacidad como si sólo fueran objetos beneficiarios de caridad y no sujetos dignos que poseen derechos exigibles ante la ley y la autoridad. En vez de descalificar en cadena nacional con argumentos infantiles habría valido la pena que tanto esa fundación filantrópica como Televisa debatieran cara a cara con el comité referido.
Sin duda habría sido una estrategia menos costosa para la compañía de Emilio Azcárraga, en vez de utilizar a Derbez como abogado defensor.
Cabe decir que el primer punto del organismo multinacional es una crítica al gobierno mexicano por haber abdicado en su obligación de asegurar el ejercicio pleno de los derechos de las personas con discapacidad, al tiempo en que delega una parte importante de su gasto para que sea ejercido por un organismo privado que por su naturaleza está dedicado a actividades caritativas y no a garantizar derechos.
Resulta extraño que más de un vocero de Televisa se haya sentido aludido por un tema que en estricto sentido tenía como destinatarios, entre otras instancias públicas, a la secretaria de Desarrollo Social o a la presidenta del DIF.
La segunda crítica sí iba dirigida a los organizadores de la jornada anual del Teletón que durante 17 años utilizó la vida de niñas y niños con discapacidad como objeto de lástima y carnada publicitaria para obtener fondos y así financiar la actividad de sus centros y albergues.
Los autores del sermón no entienden la diferencia entre una perspectiva de derechos y otra basada en la caridad. Por ello es que defienden presentar a las personas con discapacidad como si su condición física o mental fuese la principal característica para distinguirlas. O peor aún, como si la única manera de financiar a las instituciones que les atienden fuera caricaturizando o ridiculizando como en una telenovela barata.
ZOOM: Es legítimo disentir frente a la crítica celebrada por el comité de la ONU y sin embargo fue una estrategia equivocada litigar el asunto a pantallazos. Las actuaciones exaltadas ante una cámara de televisión para defender causas perdidas no han probado ser un remedio correcto: es evidente el repudio social y político que despiertan.
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