Con la presencia de admiradores, familiares y amigos de Vicente Leñero, entre los que se encontraba el secretario de Educación Pública Emilio Chuayffet y el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Rafael Tovar y de Teresa, despidieron esta tarde al periodista, escritor y dramaturgo jalisciense, fallecido el día de ayer.
Desde el mediodía de hoy, el Palacio de Bellas Artes se cubrió de luto para rendir homenaje a quien fuera miembro de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) y ganador de los premios Xavier Villaurrutia y Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura, entre otros reconocimientos.
Dos minutos de aplausos rubricaron el reconocimiento al narrador que, como dijera Tovar y de Teresa, Vicente Leñero construyó una obra definida por la tenacidad; según difundió la Secretaría de Educación Pública (SEP).
“Más de una vez, lo recordamos hablando de apartarse de la literatura, luego de romper borradores y reiniciar en una y otra ocasión la ardua tarea de vencer la página en blanco”.
Ante Estela, Eugenia, Isabel y Mariana, sus hijas, de los maestros Luis de Tavira y Felipe Garrido, así como de María Cristina García Cepeda, Directora General del INBA y centenares de personas reunidas sin convocatoria previa, el presidente de Conaculta afirmó: “con ese ejemplo, con ese no cejar nos dio una lección de disciplina, de exigencia personal y de determinación a la que debemos páginas que quedan ya en la historia de la literatura en lengua española”.
A finales de los años cincuenta, apoyado incondicionalmente por Estela, su compañera de vida, Vicente Leñero decidió dejar la Ingeniería para lanzarse a la aventura del lenguaje, ese código de letras con el que pueden inventarse mundos, crear seres imposibles o señalar aquello con lo que no estamos de acuerdo, abundó Tovar y de Teresa.
Diez novelas, cuatro colecciones de cuentos, 18 guiones, 14 piezas de teatro, innumerables reportajes y memorias componen la obra del autor de Los Periodistas.
A decir de Tovar y de Teresa, periodismo y literatura fueron los dos polos de su obsesión, de su búsqueda personal. Y dijo: “Para este oficiante de la literatura lo importante es —ha sido siempre, por encima de todo— la experimentación”.
Vicente Leñero se ocupó de manera firme pero amable, grata y afectuosa, en señalar un camino: el de la crítica constructiva a través del periodismo, el del talento narrativo al abordar los más distintos temas de su sociedad, el del dramaturgo y periodista que supo llegar a la esencia de lo humano, aseguró.
Durante el homenaje nacional al autor de “Los albañiles”, Luis de Tavira aseguró que en Vicente Leñero, México tiene a un campeón de la libertad y de la verdad.