En los primeros años de escolarización los alumnos tienen un sentido más amplio y constructivo de la educación, principalmente en los primeros grados de primaria y en preescolar, pero cuando los alumnos llegan a secundaria o preparatoria, este sentido se reduce a obtener una calificación, aseguró la investigadora Laura Ramírez en el pasado Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Ciencias Sociales (CLEPSO), organizado por FLACSO.
Los estudiantes mexicanos, conforme avanzan en grados académicos pasan de un aprendizaje constructivo trascendental a un aprendizaje acumulativo dependiente, es decir, sus ganas de aprender se ven disminuidas, revela la investigación que desarrolla Ramírez Landeros.
Este sentido reducido de la educación, en muchas ocasiones llega incluso a algunos estudiantes universitarios, de acuerdo con la investigación de Laura Ramírez; los universitarios tienen 4 formas básicas de aprender:
1) A través de un aprendizaje acumulativo dependiente, donde los alumnos requieren que su aprendizaje sea orientado por los profesores.
2) El aprendizaje productivo adaptativo, el cual es un aprendizaje enfocado a futuro principalmente con el objetivo de obtener un empleo.
3) Aprendizaje constructivo, en el cualse involucra el desarrollo de habilidades cognitivas, herramientas de pensamiento como el análisis, la experimentación y la investigación.
4) Aprendizaje constructivo trascendental, en el cual, los alumnos forman su propio conocimiento y los aprendizajes suelen ser de largo plazo.
Ramírez Landeros realiza esta investigación junto con el investigador Francisco Martínez Licona, en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
Niños consideran natural la violencia en las escuelas
La investigadora Marcela Durón aseguró que en las aulas no se está educando para la convivencia y la paz, al participar en CLEPSO 2014, en la mesa “experiencias educativas dese la voz de los actores”, y agregó que los niños consideran al menos la violencia verbal, como algo cotidiano y natural en sus centros escolares; algunos niños aseguran, por ejemplo, que “en el salón, todos tenemos apodo y eso también es bullying”.
Además los niños, al ser consultado,s no se consideran capaces para mediar en sus conflictos, pero tienen como referencia que los adultos sí son capaces de resolver sus problemas, refirió Duron Rivera.
Los niños responden con violencia a la violencia, y la convivencia en el salón de clases no se enseña, en tanto el maestro no la exprese explícitamente, señaló la académica.
Para poder generar un ambiente armónico dentro de las aulas, Duron Rivera destacó el procurar una buena comunicación, gestionar de forma democrática las normas de la clase, y avanzar en la expresión positiva de las emociones por parte de los niños y adolecentes.
Esta investigación es desarrollada por Durón Rivera junto con Javier Guevara Morales, en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
El sinsentido de la Escuela
Invitado a esta mesa del segundo día de labores del CLEPSO 2014, el académico Iván Espinosa, señaló que aunque no se da en todos los casos, se pueden apreciar situaciones donde la escuela se aleja del sentido contextual y cultural de las personas, lo que conduce a una impertinencia educativa.
Uno de estos sinsentidos, se refleja en el idioma, donde a los alumnos se les prohíbe hablar su lengua materna en pro del aprendizaje del español, destacó.
Para Espinosa Torres, lo que debería suceder en contextos como los del estado de Chiapas, lugar donde realiza su investigación, es un “diálogo de saberes”, ya que la cosmovisión de estos pueblos originarios en muchas ocasiones “choca con la cultura hegemónica dominante”.
Imagen de los maestros no ha sido vapuleada
“Con frecuencia se dice que la imagen del maestro está deteriorada pero no existe la suficiente información empírica para sustentarlo”, aseguró el investigador del Cinvestav, Juan Pérez Cárdenas, al participar en esta mesa del CLEPSO.
Pérez Cárdenas, enfocó su investigación en los docentes de Tijuana considerando la opinión de los grupos ambientalistas radicados en dicha ciudad; y encontró que los maestros aún siguen siendo considerados actores sociales relevantes, reconocidos por la labor que desempeñan.
Y aunque las opiniones son diversas, y muchos de ellos son cuestionados por tener bajos niveles de conocimiento o una ética endeble, también se les reconoce como personas que pertenecen a la clase media y que se desempeñan en condiciones laborales desfavorables y con muchos alumnos.