Mientras miraba a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, inaugurar una cumbre mundial sobre el futuro de internet y contra el espionaje electrónico de parte de gobiernos como el de Estados Unidos, no pude evitar pensar que todo eso está muy bien, pero la Mandataria brasileña debería estar tanto o más preocupada por el retraso tecnológico de internet en su país.
Es cierto, el mundo necesita encontrar nuevas maneras de protegerse de la intrusión de cualquier gobierno en internet (hemos tocado este tema en anteriores columnas, y volveremos a hacerlo). Pero es igualmente importante que los países emergentes -especialmente en Latinoamérica- inviertan más tiempo y energías en ponerse al día en sus tecnologías de internet, porque la mayoría de ellos se está quedando cada vez más atrás.
Según un nuevo estudio publicado por el Foro Económico Mundial, titulado “Informe Global sobre Tecnología de la Información 2014”, países como Brasil, México, Argentina, Bolivia y Venezuela han perdido terreno respecto al resto del mundo en cuanto a sus tecnologías de la información y las comunicaciones.
El ranking de conectividad por internet de 148 países revela que las naciones más conectadas del mundo son -no hay mucha sorpresa aquí- Finlandia (1), Singapur (2), Suecia (3), Holanda (4), Noruega (5), Suiza (6), Estados Unidos (7), Hong Kong (8), Reino Unido (9) y Corea del Sur (10).
Entre los países latinoamericanos, el que ocupa el lugar más alto del ranking es Chile (35), seguido de Panamá (43), Costa Rica (53), Barbados (55), Uruguay (56), Colombia (63), Brasil (69), México (79), Ecuador (82), Jamaica (86), Perú (90), República Dominicana (93), El Salvador (98), Argentina (100), Guatemala (101), Paraguay (102), Venezuela (106), Honduras (116), Bolivia (120), Nicaragua (124) y Haití (143).
Lo más preocupante es que los países más grandes de Latinoamérica han bajado varios escaños del puesto que ocupaban en el ranking del año pasado. Brasil cayó 9 posiciones, y México 16, revela la nueva clasificación. El ranking está hecho en base a 54 parámetros, incluyendo la infraestructura de internet y la calidad de la educación y capacitación de los países para usar la tecnología de la información para crear nuevos productos y servicios.
Beñat Bilbao Osorio, uno de los co-directores del estudio, me dijo en una entrevista que aunque la mayoría de los países latinoamericanos están haciendo progresos, otros países de niveles similares de desarrollo del sudeste de Asia y de otras partes del mundo están avanzando aún más rápido. Eso significa que no solo los “tigres asiáticos” como Corea del Sur y Taiwán han superado a Latinoamérica, sino que también lo han hecho países asiáticos menos industrializados, como Indonesia, Filipinas y Tailandia, agregó.
Hay diversas áreas en las que muchos países latinoamericanos se están quedando atrás, especialmente aquellas relacionadas con el capital humano y la educación, que son tan importantes como la infraestructura de internet, me dijo Bilbao Osorio. La mayoría de las personas de la región usan internet para escribir emails, pero falta que usen internet para crear nuevos modelos de negocios, o empresas revolucionarias como Amazon.com.
En otras palabras, la mayoría de los países de Latinoamérica son usuarios de internet, pero no usan la red para crear nuevas industrias, o mejorar las existentes y tener un impacto económico.
Es cierto que hay nichos de innovación en tecnología informática en America Latina -como en la industria aeronáutica de Brasil, o la industria automotriz de México- pero en general están limitadas a unas pocas grandes empresas. “Lo que hace falta es llevar esa innovación a las empresas pequeñas y medianas”, dijo Bilbao Osorio.
Mi opinión: Rousseff y los demás Presidentes latinoamericanos deberían leer este ranking y alarmarse, porque cada vez más el mundo se encamina hacia la economía del conocimiento (o, para usar un término más de moda, la era del “big data”).
Tal como bien dice el informe del Foro Económico Mundial, con el crecimiento del volumen de los datos en todo el mundo y su procesamiento, estamos viendo un boom parecido al de la fiebre del oro de San Francisco a principios del siglo 19, o el boom petrolero de Texas en el siglo 20. Los datos se han convertido en el nuevo equivalente del oro, o el petróleo.
Los países mejor preparados para procesar y vender datos serán los más prósperos, y aquellos que no lo estén serán los menos prósperos. De manera que mi mensaje para Rousseff y sus colegas es que está muy bien que se preocupen por la privacidad en internet -todos deberíamos preocuparnos por eso, y hacer algo al respecto-, pero es una causa que no debe distraerlos de la urgente tarea de mejorar la infraestructura de internet, la educación y la capacitación, tal como lo hacen otros países para beneficiarse con el nuevo boom de la economía de la información.
Twitter: @oppenheimera