En casi todo el mundo hay una contienda por los símbolos patrios —también religiosos— entre los valores cívicos y la comercialización. Quizás en los Estados Unidos más que en ningún otro país. Una fecha, el 5 de mayo, tiene un significado especial en ese país. Es una alegoría de identidad de los chicanos —o mexicano-estadunidenses en el lenguaje de la corrección política— y se celebra con más pasión que en México, aunque, como señala la antropóloga Kirby Farah en un artículo en The Conversation: “A los estadunidenses les encanta el Cinco de Mayo, pero pocos saben qué celebran”.
Farah cita a varios estudiosos de los movimientos por los derechos civiles en los Estados Unidos que estudian el simbolismo del 5 de mayo, que por poco más de un siglo pocos lo festejaron. “Pero resurgió como fiesta importante en California a mediados del siglo XX, impulsada por el creciente movimiento chicano. La historia de David contra Goliat reflejaba a la perfección la lucha por los derechos civiles”. El legendario César Chávez tuvo mucho que ver con la elevación de la fecha a emblema de los chicanos.
En los movimientos de los trabajadores agrícolas de California y otros estados y de las olas de migrantes mexicanos —después también los latinoamericanos lo adoptaron— festejar el 5 de mayo era una acción de educación cívica. El propósito era defender su identidad como estadunidenses, pero de diferente origen a los descendientes de europeos. El festejo comenzó como símbolo contra el racismo y la discriminación.
Recuerdo cuando era estudiante de posgrado en la Universidad de Stanford, en California, en los años de 1970, que los chicanos organizaban una gran fiesta en la Casa Zapata, el periódico del campus le dedicaba espacios importantes, lo mismo que la radiodifusora de la universidad. Para los estudiantes mexicanos la festividad era, como en México, una fiesta nacional, pero de segundo orden en comparación con el 16 de septiembre o el 20 de noviembre. Pero para los chicanos era su día y en el festival cantaban el Cielito Lindo y otras canciones mexicanas emblemáticas.
Sigo con la nota de Kirby Farah. Muestra que la comercialización del 5 de mayo se produjo durante las décadas de 1980 y 1990. Las compañías cerveceras se dirigieron a los mexicano-estadunidenses, “exhortándoles a celebrar su herencia con Coronas, Bud Lights y Dos Equis”. Ya queda poco de educación cívica, aunque los políticos le sacan raja.
Varios diarios y redes sociales de EU publicaron que el presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris se dieron una pausa el “Cinco de Mayo” (lo pusieron en español) para comer tacos en la “Taquería el Habanero”, un popular restaurante mexicano de Washington DC.
Los activistas chicanos, como mi amiga, Lourdes Hernández Alcalá, ven con ambivalencia la celebración del 5 de mayo. Sí, festejan la fecha como símbolo de la unidad de los chicanos, pero reprochan que se utilice para vender margaritas y cervezas.