Una de las primeras nociones de “tecnología educativa”, tuvo su origen con la propuesta del Dr. Sugata Mitra, desde 1982, quien planteaba la idea de que podría ocurrir el aprendizaje sin supervisión de maestros, y con uso de ordenadores. Sin embargo, el desarrollo de la tecnología hizo posible su experimento conocido como “un agujero en la pared” hasta 1999. Aunque tuvo mucho éxito en las sedes en que fue aplicado, no fue una propuesta de tecnología “institucionalizada” para la práctica educativa colectiva.
Actualmente, muchas actividades cotidianas se respaldan en los dispositivos electrónicos, con cada vez más aplicaciones y mejores puntos de conectividad. Parecería muy lógico el pensar que si se agrega tecnología a los procesos escolares, serían más ágiles, eficientes y de mejor calidad. Pero no es así. La historia de nuestra educación ha intentado ponerse a la moda, pero el sueño de la tecnología educativa, no se ha convertido en realidad. Aquí veremos unas notas y etapas.
La trayectoria
En México, desde hace 16 años, se impulsó un proyecto desde la iniciativa privada conocido como ÚNETE, con la finalidad de dotar de equipos tecnológicos a las escuelas de educación básica. Dicho organismo con donantes, fundaciones, empresas e instituciones públicas, ha trabajado en la instalación de aulas de medios, compilación y generación de contenidos, con capacitación y acompañamiento.
Tiempo después, una Tesis del ITAM fue vinculada con el proyecto educativo del sexenio de Vicente Fox, para convertirse en el Programa Enciclomedia para el ciclo escolar 2004-2005. Que consistía en la instalación de un pizarrón electrónico, proyector, una computadora de escritorio y una impresora. Los contenidos fueron libros de texto digitalizados, algunos recursos de la Red Escolar, Biblioteca digital, Secundaria 21, SEPiensa, entre otros.
A pesar de que en el cambio de sexenio, de Fox a Calderón, se hicieron esfuerzos para aprovechar la inversión de Enciclomedia, el programa terminó en el ciclo 2009-2010. Con el tiempo de operación se concluyó que Enciclomedia tenía potencialidad para ser un recurso pedagógico efectivo, pero no logró su cometido.
En el 2009, se orientó la tecnología educativa con el reciente Plan de Estudios de Primaria, y se puso atención en los contenidos educativos, para construir Objetos de Aprendizaje (ODA), y se transitó de Enciclomedia al programa Habilidades Digitales para Todos (HDT), con dos modelos diferenciados para primaria y secundaria, mayor conectividad y recursos, capacitación en diseño y desarrollo de material, organización, control y gestión para crear redes colaborativas en el aula y la escuela.
La transición de un programa al otro, pretendía dotar a la tecnología de mayores objetivos de “aprendizaje”, en comparación con Enciclomedia que se centraba en la “enseñanza”, ahora se proponía la consolidación de “aulas telemáticas”, con suficiente conectividad, acceso a una red o plataforma, donde los objetos de aprendizaje estuvieran vinculados con los temas de las sesiones, y orientados por docentes certificados en la materia.
En la campaña presidencial, Enrique Peña prometió que todos los alumnos de quinto y sexto grados de primaria tendrían computadora con internet. En 2013, se compraron 240,000 laptops para alumnos de Sonora, Colima y Tabasco. Este programa piloto nació muerto. En el estudio que hizo la Auditoría Superior de la Federación, se constató que el programa MiCompu.MX, no aportaba beneficios para los estudiantes, había equipos descompuestos, y otros eran poco utilizados.
Entonces, se hizo un ajuste al programa. Para 2014, se compraron 709,824 Tabletas.MX a las empresas IUSA y Synnex, para distribuirlas a alumnos de 5° grado, de Sonora, Colima, Tabasco, y se también, en Distrito Federal, Puebla y Estado de México. Ahora se puso más atención en la capacitación de docentes, pero fue insuficiente.
En los primeros estudios, no se demostraba trascendencia en la calidad educativa de los alumnos beneficiados. Además, las tabletas, en poco tiempo se llenaron de juegos y aplicaciones que descargaban fácilmente. Y se aplicaron estrategias docentes a como se pudo. Entonces, surgió la idea de cambiar el software de los dispositivos.
En el 2015, las empresas IUSA y JP Inspiring Knowledge, ganaron la licitación para venderle al gobierno 960,040 tabletas @prende.MX. Esta vez, con un sistema operativo más potente y con la memoria “llena”, para que no pudieran descargar juegos fácilmente como en la anterior generación de tabletas, y con algunas otras aplicaciones. A pesar de impulsar una mayor capacitación docente, no se pudo instrumentar al grado de hacer visibles sus beneficios.
Poco tiempo después, la OCDE publicó el Reporte “Estudiantes, Computadoras y Aprendizaje: Haciendo la Conexión”, para exponer que en las evaluaciones de la OCDE, se ha detectado que los estudiantes no han aprovechado el potencial de la tecnología. Y la directora Gabriela Ramos remarcó que la tecnología no es un fin, sino un medio.
En efecto, es necesario que la erogación hecha en estos programas de dispositivos genere beneficios tangibles, y que en realidad cierren la brecha digital. Sin embargo, hace un año, en el senado, sobre el Programa de Inclusión y Alfabetización Digital el secretario Aurelio Nuño dijo que estaban haciendo “una revisión para entender de manera clara en qué sí está funcionando; empezamos a tener evidencia de que está funcionando, en que es un programa que nos ayuda a cerrar la brecha digital; pero también en qué no está funcionando”.
Hizo referencia al reporte de la OCDE, y mencionó que después de evaluar el Programa, se haría un replanteamiento, en caso de ser necesario. Pero como se puede apreciar, claramente, lo que sí funcionó correctamente, fueron las licitaciones, y lo que no funcionó, fue el objetivo de “cerrar la brecha digital”.
La tendencia
En el documento Estándares de competencia en TIC para Docentes la UNESCO (2008) planteó que “en un contexto educativo sólido las TIC pueden ayudar a los estudiantes a adquirir las competencias necesarias” para el uso de la tecnología, para ser buscadores y analizadores de información, para ser solucionadores de problemas, para ser creativos y productivos. Los gobiernos mexicanos han apostado por la idea de que las TIC “pueden ayudar”, pero no toman en cuenta la advertencia de que eso sucederá en un “contexto educativo sólido”.
En el recorrido descrito, nuestro país se ha caracterizado por realizar gastos, pero no inversión educativa. Parece que los dispositivos, y los programas, caducan con el grado en que fueron entregados, y no se ha proyectado una planeación prospectiva en la materia. Y en casi todos los proyectos, la capacitación de los profesores, es improvisada e insuficiente.
El Programa de Inclusión y Alfabetización Digital, queda como evidencia de que sí representó una inversión. La ganancia está en las arcas de los que ganaron las licitaciones. Para el sector educativo, sólo ha representado un gasto. Dinero mal regalado, y con pocos beneficios para los estudiantes.
También hay que tener en cuenta que la tecnología evoluciona con una rapidez impresionante, sin embargo, los dispositivos no quedan obsoletos de un ciclo escolar a otro. Los esfuerzos tienen miopía histórica que no les permite avizorar la factibilidad y potencialidad de los proyectos, y terquedad por volver a caminar los mismos trayectos andados.
El criterio para la elección de los estados en que se aplicó el PIAD, fue que habían elecciones en Sonora y Colima; y en Tabasco, el PRI atravesaba el escándalo político del exgobernador priísta Andrés Granier. Esto casi no se cuenta, pero cuenta mucho. La forma de replantear el programa, por lo menos para 2016, ha sido no operarlo. La tecnología educativa se anuncia con bombo y platillo, pero los resultados no dan mejora de la realidad.
@pluralidad / Jefe de redacción en Voces Normalistas. Conductor del programa Dimensión Educativa, en Radio Ciudadana 660 AM.