Saúl Elizarrarás Baena
Twitter: @sauleliba
Sin duda que, la conectividad ha sido la principal problemática que o originado la virtualización educativa instrumentada por la Secretaría de Educación Pública (SEP) bajo la consigna de darle continuidad al proceso educativo aun con la contingencia sanitaria y bajo éstas circunstancias, atender el mandamiento del artículo tercero constitucional de impartir educación pública, obligatoria y gratuita con excelencia y equidad.
Otra problemática que se ha generado es el estrés y la carga de trabajo hacia el magisterio nacional, ya que la exigencia de las autoridades educativas es que los docentes puedan utilizar diversos medios de comunicación con los estudiantes e intenta suavizar las imposiciones con adulaciones o halagos que ponen a prueba de todo la vocación del magisterio nacional.
Si la política educativa a nivel nacional pretende dar continuidad a la virtualización educativa es menester que se puedan proveer de elementos suficientes y condiciones idóneas para que el magisterio pueda desempeñarse de manera favorable hacia el proceso de aprendizaje sin necesidad de invertir más tiempo que el utilizado en el aula presencial y menos aún, descuidando su vida personal y familiar.
En este panorama, la virtualización educativa trascendió más allá de la casa de cada docente, toda vez que las molestias que se vivieron no sólo fueron personales, sino que se generaron confrontaciones con los padres de familia, debido a la poca o mucha carga de trabajo hacia los estudiantes, debido a que muchas de las veces los directivos exigían evidencias de parte de la comunidad estudiantil.
Se reconoce la importancia de utilizar las nuevas tecnologías como parte del proceso educativo, pero esto debe llevarse a cabo de forma sistemática, deliberada y estratégica. Principalmente, deben utilizarse para desarrollar el pensamiento crítico en aras de la constante transformación de la sociedad con la única intención de erradicar las desigualdades e injusticias sociales en ambientes de convivencia y participación democrática.
En este sentido, el planteamiento de alternativas debe ser en función de la praxis del (la) docente, es decir, a partir de los resultados obtenidos de investigación educativa y de experiencias de enseñanza, sólo así se podrán dimensionar sus alcances y limitaciones.
Con base en lo expuesto, al término de esta poco grata experiencia de enseñanza y de aprendizaje con la virtualización educativa en el marco de la todavía menos grata contingencia sanitaria, las autoridades educativas deberán dejar de lado las adulaciones y los halagos hacia el magisterio nacional y en cambio, por lo menos deberían valorar de forma general el impacto alcanzado y la pertinencia de sus acciones.
A continuación, se proponen algunas acciones que podrían/deberían ser tomadas en cuenta por parte de las autoridades educativas para la mejora del proceso educativo:
- Proporcionar horas clase adicionales a todas (os) las (os) docentes para la planificación y la evaluación de actividades extracurriculares que se deriven del uso de las nuevas tecnologías o bien, de ser el caso, descargar de horas frente a grupo a quienes ya tienen todas sus horas frente a grupo.
- Organizar congresos nacionales sobre virtualización e investigación educativa que documenten las experiencias educativas que de forma imprevista e improvisada se han llevado a cabo en ambientes virtuales de aprendizaje y así, sistematizar sus resultados, valorar sus alcances, sus posibilidades, sus limitaciones y sus contrastes, respecto a los procesos que en el aula presencial se llevan a cabo.
- Realizar procesos de evaluación educativa que puedan ser contrastados con los que desarrollen los propios docentes e investigadores con la participación directa de la comunidad estudiantil, docentes, administradores escolares e incluso, padres de familia.
- Enfocar la virtualización educativa para desarrollar el pensamiento crítico y reflexivo, por lo que es inadmisible formar estudiantes sólo para que sean consumidores de las nuevas tecnologías. Se requiere una sociedad más participativa susceptible de plantear alternativas de solución ante problemas económicos, políticos, sociales y ecológicos.
- Poner en marcha una verdadera reforma educativa que impacte en la formación inicial de los futuros profesores del país que ponga énfasis en el desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo con visión humanista y de transformación de las desigualdades e injusticias sociales que tanta falta hace al país.
- Reformular de manera urgente, bajo la misma línea del numeral cuatro, los programas de estudio vigentes para todos los niveles educativos que se encuentran bajo tutela del estado, toda vez que los vigentes han sido encuadrados en las teorías del capital humano y de competencias.