Hace unas semanas apareció en la revista Perfiles Educativos (Número 154) un suplemento especial dedicado al plagio académico. El tema es de especial relevancia porque los casos de plagio se repiten en todos los niveles y espacios y nos obliga a preguntarnos ¿quiénes son y qué podemos hacer para revertir estas prácticas?
Respecto a quiénes son los plagiosos hay toda una tipología que abarca a investigadores, funcionarios y estudiantes. El año pasado presentaba aquí en Educación Futura (06/08/ del 2015) la noticia de dos investigadores que fueron expulsados del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT por haberse demostrado problemas de un plagio sistemático y deliberado.
Recientemente apareció el caso del presidente de la república que había plagiado su tesis con la que obtuvo su grado de licenciatura. Las formas de cubrir el plagio llevaron a niveles inimaginables. El vocero presidencial dijo que “era un problema de estilo”. El secretario de educación, dijo que se trataba de un asunto que no era trascendente ni importante. La misma institución de la cual egresó el presidente de la república dijo, palabras más palabras menos, que nada se podía hacer (Pedro Flores, El antimodelo Educativo, Educación Futura, 01/09/ del 2016). Para rematar, el mismo presidente de la república en su IV informe de gobierno, frente a estudiantes que le increparon el problema del plagio de la tesis, reiteró “pude cometer algún error metodológico, pero nadie me puede decir que plagié la tesis” (Excelsior, versión digital, 01/09/2016).
Otro caso de plagio fue la del director de la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la UNAM. El director de la Facultad cometió plagio en su tesis de maestría y tuvo que renunciar, pero argumentó que la renuncia se debía como resultado de una “reflexión personal” (Emir Álvarez, La jornada, versión digital, 06/09/2016). El tema fue expuesto públicamente por el claustro del personal académico de carrera de esa facultad.
A la lista podemos anexar el plagio académico del ex titular de la SEP y del CONACYT, Fausto Alzati, al colega Germán Álvarez (Erick Juárez Pineda, Educación Futura, 22/09/2016). La respuesta de Fausto Alzati fue por demás cínica comentando en su cuenta de twitter “No cité la fuente porque sólo dispongo de 3,600 caracteres y se trata de un comentario periodístico, no académico” y “no hay nada que denunciar. En efecto copié el texto de Álvarez Mendiola. Quise darle mayor difusión”
Un mayor número de casos que se dan en la academia en Hispanoamérica son expuestos por un interesante espacio que se encuentra en http://www.plagiosos.org/. Ahí podemos encontrar noticias, estudios de caso, videos e investigaciones en curso sobre el plagio. En este espacio cada uno de los interesados puede conocer más de lo que sucede en el mundo académico y también puede denunciar públicamente.
Pero en todo esto ¿qué hacer ante un número cada vez más creciente de plagiosos? En todos los casos (de estudiantes, profesores y funcionarios) debería haber reglas muy claras de castigo y cumplirse, y aquí las propias instituciones educativas tienen un papel central.
En cuanto a los estudiantes, dado que están en proceso de formación, quizá una manera consista también en no dar por hecho la acción correcta de los individuos. El punto es explicarles la importancia de la ética y la honestidad y las consecuencias de no hacerlo. Sobre advertencia no hay engaño. Pero además darles a los estudiantes las herramientas de cómo citar para que puedan elaborar sus textos académicos de manera correcta y honesta. Tan sencillo como esto.