“La cooperación internacional es una posibilidad para reducir las brechas que parecen insalvables entre países. Cualquier propuesta o estrategia común al respecto debe considerar la pertinencia de impulsar la movilidad regional y el impulso a la organización de un Espacio Común de la Educación Superior y la Investigación”, aseguró José Narro Robles, Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Entre los retos que enfrentan las universidades públicas latinoamericanas destacan la ampliación sustancial de la cobertura; el reforzamiento de la calidad académica; la consolidación de la investigación; el avance tecnológico y la innovación; la garantía de un financiamiento adecuado; el desarrollo de una organización más pertinente; la puesta en práctica de acciones de vinculación con los sectores productivos, así como el establecimiento de redes nacionales e internacionales, consideró el rector.
En el marco del Foro de Rectores de las Américas 2015 “Prosperidad y educación: el desafío de la cooperación en las Américas”, al que están convocados alrededor de 400 rectores, José Narro Robles, aseguró que así como existe el Erasmus en la Unión Europea, “en nuestra región debemos tener un gran programa de movilidad académica”.
Tenemos que organizar una verdadera carretera del conocimiento para lograr mayor movilidad de estudiantes y académicos; para incrementar las redes de investigación y fomentar convenios para el desarrollo tecnológico con el objeto de ampliar las posibilidades de financiamiento entre países, así como contar con procesos que permitan el reconocimiento, la evaluación y la acreditación de estudios entre nuestras instituciones, dijo.
En particular, reconoció los trabajos de Universia y las declaraciones derivadas de su convocatoria a los dos últimos encuentros internacionales de rectores celebrados en 2010 en Guadalajara, México, y en Río de Janeiro, Brasil, en 2014. “De igual importancia, el acuerdo alcanzado por los Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica, reunidos en Veracruz, México, en diciembre del año pasado”.
Al participar en el panel Visión sobre Educación Superior en el Desarrollo de la Región, expuso que el desafío para nuestras naciones pasa, entre otros aspectos, por hacer a un lado las diferencias que nos caracterizan, por dar pasos concretos en beneficio de la población y hacerlo sin cancelar nuestras identidades y, por supuesto, sin vulnerar las soberanías. “Tengo la impresión de que la historia nos abre una gran oportunidad y la educación superior puede y debe jugar un papel fundamental”.
Esa oportunidad se concretará si somos capaces de acordar acciones específicas de cooperación para el desarrollo de nuestros países; si tenemos el talento de desarrollar nuestras potencialidades y hacerlas compatibles con las de otros, y si logramos poner en el centro del interés de la región a la educación superior, a la ciencia, la tecnología y la innovación, al igual que a la cultura y las artes, precisó Narro Robles.
La educación superior es indispensable en el combate a la desigualdad y el trabajo de las universidades, en especial de las públicas, es un antídoto contra esa condición. Por ello, “debemos pugnar porque cada vez un mayor número de jóvenes pueda ingresar a nuestras instituciones. Debemos persuadir a nuestros gobiernos de otorgar la más alta prioridad a la formación, a la investigación y a la cultura”.
Los desafíos de la educación superior van más allá del ámbito universitario, deben ser enfrentados y solucionados con políticas públicas y con la participación de toda la sociedad, precisó en Megapolis Centro de Convenciones.
En tanto, Juan Bosco Bernal, representante de la Universidad Especializada de las Américas, expuso que los resultados del Foro serán presentados a los gobiernos del hemisferio para forjar políticas de Estado orientadas a la articulación de sistemas educativos eficaces e incluyentes, indispensables para dar el salto impostergable de la desigualdad a las oportunidades y de las exclusiones a la prosperidad compartida.
Por su parte, Gustavo Cobreiro Suárez, rector de la Universidad de La Habana, dijo que las sociedades latinoamericanas tienen expectativas en las universidades, que éstas no pueden defraudar. “Si queremos prosperidad con equidad y un futuro más estable, debemos hacer de nuestras casas de estudio campos de siembra y cultivo de las ideas sobre el mundo al que aspiramos, el que es posible y ellos merecen”.
En su oportunidad, John J. DeGioia, presidente de Georgetown University, indicó que en un escenario complejo que plantea diversos desafíos y amenazas a la educación superior, resulta prioritario proteger la identidad, núcleo y propósito de las universidades, vinculados a la formación de los jóvenes y a la búsqueda del bien común. Es un momento de oportunidad para responder a los retos y consolidarlas de cara al siglo XXI.
En el panel también participaron Oscar Manuel Ramírez Ríos, rector de la Universidad Tecnológica de Panamá, y Rodney D. Smith, presidente del College of the Bahamas.