Este texto fue publicado por el Dr. Díaz-Barriga en su
página de Facebook. Por considerarlo de interés público
lo reproducimos aquí.
He estado analizando discursos contra la reforma. Veo posiciones encontradas: (para) los conservadores la reforma debe seguir porque la ley debe cumplirse; (para) los colegas que apoyan a la CNTE la reforma debe eliminarse. Ni unos, ni otros. Es necesario diseccionar la reforma, analizar los diferentes temas que implica:
a) Recuperación de la conducción de la educación por el estado, SÍ, pero con el reconocimiento (mea culpa del Estado) que fue el Estado el que cedió esta situación anómala en el sistema educativo que degeneró en venta y herencia de plazas.
b) Ingreso por concurso. Sí, pero diferenciando educación preescolar y primaria de enseñanza media (secundaria y bachillerato). El papel de la formación de profesores que ejercen las escuelas normales del país no puede ignorarse, pero sobre todo no puede desconocerse que para trabajar con niños de 3 a 5 años en preescolar y de 6 a 12 años en primaria se requiere de una formación específica que no tiene cualquier egresado de educación superior como establece la Ley. En cambio para secundaria desde hace muchos años -más de 50-, ingresan profesionales de distintas formaciones universitarias (sociólogos, psicólogos, médicos, abogados, historiadores, filósofos, etcétera). Sólo que en los años sesenta y setenta del siglo pasado se les pedía cursar un curso en la Normal Superior de nivelación pedagógica (un año).
c) Ingreso por concurso no es ingreso por examen. Aunque cueste más, hay que pensar en un concurso real de manejo de habilidades docentes.
d) Desconocimiento de la definitividad adquirida en la plaza que se tiene. No aplicar la ley en forma retroactiva (artículo 14 de la Constitución). No pueden, como están haciendo en este momento, hacer firmar a maestros que obtuvieron su plaza un nuevo contrato en que se estipule que es por los siguientes cuatro años. Es una violación a los derechos laborales de los docentes.
e) Evaluación del desempeño (como dice la manta de los profesores de Chihuahua: “Evaluación SÍ pero no así”. Eliminar el examen (mal) construido por el CENEVAL, evidencias que son un fragmento de clase y una planeación artificial que se le llama argumentada, por una evaluación de largo plazo, que implique evaluar el desempeño (esto es obtener evidencias del trabajo en clase, realizar observaciones al trabajo docente en clase, realizar entrevistas al docente para conocer las razones de sus decisiones profesionales), EVALUAR, NO MEDIR. Retroalimentar no calificar con una puntuación.
f) Eliminar el carácter punitivo de la evaluación, iniciar con una fase voluntaria de evaluación, generar CONFIANZA EN LA EVALUACIÓN y no miedo.
g) Hacer ajustes a la Ley para que el INEE realmente sea autónomo y no tenga que solicitar licencia a la Coordinación de Servicio Profesional Docente.
h) Que entre las normales y la UPN se construya el perfil de desempeño docente (eliminar la idea de parámetros e indicadores de desempeño). Necesitamos construir una evaluación de y para docentes, de y para docentes de América Latina.
i) Convocar a mesas de trabajo de docentes, expertos en evaluación y en educación para generar una ruta de cambio.
j) Reconocer el papel que el Consejo Técnico Escolar puede tener para la mejora de la educación. Una mejora desde la comunidad escolar y no desde funcionarios del INEE o del CENEVAL (hoy no se sabe quien es quien).
*Doctor en Pedagogía e investigador del IISUE de la UNAM