Con autorización de sus editores, Educación Futura ofrece un fragmento del libro El aula al revés: Incidir en cada estudiante, en cada clase, cada día, publicado en la colección Biblioteca Innovación Educativa, de Ediciones SM. La traducción es de Maia Miret.
Aaron Sams y Jonathan Bergmann [i]
Entre los dos autores sumamos 37 años de enseñanza, y durante ese tiempo muchas veces nos hemos sentidos frustrados cuando los alumnos no son capaces de traducir el contenido de nuestras exposiciones en información útil.
Un día, Aaron tuvo una idea que cambiaría por completo nuestro mundo. Fue una sencilla observación: “Cuando los alumnos necesitan que esté allí con ellos es cuando se atoran y necesitan mi ayuda personal. No necesitan que esté con ellos para exponerles los contenidos del programa; el contenido lo pueden recibir por su cuenta. ¿Qué pasaría si pre grabáramos todas nuestras exposiciones, los alumnos vieran el video como ‘tarea’ y luego usáramos todo el tiempo de la clase para ayudarlos con los conceptos que no entienden?” Y así nació nuestra “aula al revés”.[ii] Lo que tradicionalmente se hacía en clase ahora se hace en casa, y lo que tradicionalmente se hacía en casa ahora se hace en clase.
Uno de los inconvenientes del modelo al revés es que los alumnos no pueden preguntar de inmediato las cosas que se les ocurren, como sucedería si les enseñáramos el tema en vivo. Para solucionar este problema, al principio del año pasamos mucho tiempo entrenando a los alumnos para que puedan ver los videos en forma efectiva. Les enseñamos que ahora tienen la capacidad de “poner pausa” y “volver a ver” a su maestro. Les pedimos que usen el botón de pausa tanto como quieran para que anoten los puntos centrales de la lección. Les enseñamos el método de tomar apuntes de Cornell, en el que escriben, registran las preguntas que tienen y resumen lo que aprendieron. [Llegan] a la clase con preguntas apropiadas y nos ayudan a aclarar sus dudas. También usamos estas preguntas para evaluar si nuestros videos son efectivos. Si todos los alumnos tienen preguntas parecidas nos queda claro que no enseñamos bien ese tema y tomamos nota de qué debemos volver a hacer o qué corregir en ese video en particular.
Cuando en el aula se responden las primeras preguntas le damos a los alumnos una actividad para resolver en clase. Puede ser trabajo de laboratorio, un proyecto de investigación, una actividad dirigida de solución de problemas o un examen.
Todavía calificamos las tareas, los trabajos de laboratorio y los exámenes igual que cuando trabajábamos con el método tradicional. Pero el papel del maestro cambió dramáticamente. Ya no somos los que presentamos la información; por el contrario, adquirimos un papel más bien de asesores.
Uno de los enormes beneficios de “dar la vuelta” al aula es que los alumnos a los que más les cuesta la clase son los que reciben más ayuda. Nos pasamos la clase caminando por el salón y ayudando a los alumnos a desentrañar los conceptos en los que se han atorado.
En el modelo tradicional los alumnos llegaban a la clase confundidos por algunos de los problemas que se llevaron de tarea el día anterior. Por lo general pasábamos los primeros 25 minutos haciendo una actividad de calentamiento y repasando los problemas que no entendieron. Luego presentábamos nuevos contenidos por 30 o 45 minutos, y el resto de la clase se hacía trabajo individual o de laboratorio.
En el modelo al revés el uso del tiempo se ha reestructurado totalmente. Los alumnos aún tienen que formular preguntas sobre lo visto en el video, así que generalmente respondemos estas preguntas durante los primeros minutos de la clase. Esto nos ayuda a aclarar confusiones antes de que practiquen y apliquen los conocimientos en forma incorrecta. El resto del tiempo de aula se usa para actividades prácticas más prolongadas o para la resolución dirigida de problemas.
Aula tradicional |
Aula al revés |
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Actividad |
Tiempo |
Actividad |
Tiempo |
Actividad de calentamiento | 5 minutos | Actividad de calentamiento | 5 minutos |
Repaso de la tarea del día anterior | 20 minutos | Preguntas y respuestas sobre el video | 10 minutos |
Exposición de nuevos contenidos | 30-45 minutos | – | – |
Práctica guiada e independiente o actividad de laboratorio | 20-35 minutos | Práctica guiada e independiente o actividad de laboratorio | 75 minutos |
Aquí resulta claro que la clase gira alrededor de los alumnos, y no del maestro. Los alumnos son los responsables de ver los videos y de formular las preguntas adecuadas. El maestro sólo está ahí para darles la retroalimentación de un experto. Los alumnos tienen la responsabilidad de terminar y compartir su trabajo; como siempre hay un solucionario a la mano que de verdad los motiva aprender, y no sólo completar tareas en forma automática. Los alumnos son responsables de hacer un buen uso del experto que se encuentra en el aula para que los ayude a entender los conceptos. El papel del maestro en el aula es ayudar a los alumnos, no darles información.
Darle la vuelta a nuestra aula transformó por completo nuestra práctica docente. Ya no nos paramos frente a nuestros alumnos y les hablamos entre 30 y 60 minutos por clase. Este cambio radical nos ha permitido adoptar un papel distinto con nuestro alumnos. Ambos enseñamos durante muchos años con un formato de exposición. Ambos éramos buenos maestros. Jonathan incluso recibió el Premio Presidencial de Excelencia en la Enseñanza de las Matemáticas y la Ciencia, cuando era un expositor, y Aaron recibió el mismo premio con el modelo al revés. Pero cuando pensamos en el pasado sentimos que nunca podríamos volver a enseñar en forma tradicional.
El aula al revés no sólo ha cambiado nuestros propios salones de clases. En todo el mundo hay maestros que han adoptado el modelo y que lo están usando para dar clases en todas las áreas curriculares y en los niveles preescolares, básicos y medios, e incluso a los adultos.
Además, el aula al revés habla el mismo idioma que los alumnos en la actualidad, es decir, los que crecieron con acceso a Internet, YouTube, Facebook, MySpace y un montón adicional de recursos digitales. No es raro verlos hacer su tarea de matemáticas mientras le mandan mensajes de texto a sus amigos, chatean en Facebook y escuchan música; todo al mismo tiempo. Muchos de estos alumnos cuentan que cuando llegan a la escuela tienen que apagar todo y bajar el ritmo, porque las escuelas prohíben los teléfonos celulares, los iPods y todos los demás dispositivos digitales. Lo triste es que la mayor parte de los alumnos llevan en sus bolsillos una computadora más poderosa que la mayor parte de las que pueden encontrar en nuestras escuelas, siempre cortas de presupuesto, y no los dejamos que las usen.
Cuando presentamos a los maestros el aula al revés, muchas veces provocamos reacciones de asombro entre nuestro público, que básicamente está conformado por adultos que no crecieron en un mundo digital, ahora siempre a la mano. Cuando empezamos a voltear las cosas nos sorprendió mucho la falta de asombro de nuestros alumnos. Tras unas dos semanas de ver los videos los chicos se acostumbraron a aprender así, y el asombro desapareció. Estos chicos sí entienden de qué se trata el aprendizaje digital: para ellos no estamos haciendo más que hablar su idioma. No estamos diciendo que no les guste aprender así; sólo que la enseñanza a través de videos no es ninguna sorpresa para los alumnos de hoy.
Una de las preocupaciones de los adultos es que incrementemos el tiempo que los alumnos pasan frente a la pantalla de una computadora, y que esto agrave la desconexión que muchos adultos sienten hacia los jóvenes actuales. A eso respondemos que nos estamos infiltrando en la cultura digital y del video, en vez de luchar contra ella.
¿No es hora ya de que aceptemos el aprendizaje digital y lo usemos para ayudar a nuestros alumnos a aprender, en vez de decirles que no pueden aprender con las herramientas que tenemos hoy?
[i] Jonathan Bergmann ha enseñado ciencias en secundaria durante 25 años en Estados Unidos. Recibió el Premio Presidencial a la Excelencia en la Enseñanza de Matemáticas y Ciencias en 2002. Aaron Sams ha sido educador desde 2000. Fue co-presidente del Comité de Revisión de Estándares de Ciencias del Estado de Colorado.
[ii] En inglés flipped classroom.