Para Manuel Gil Antón, investigador de El Colegio de México y Director Académico de Educación Futura, la actual reforma educativa tiene serias fallas estructurales desde su diseño, pues ha creado la impresión de que los docentes son los principales responsables de las deficiencias académicas en la educación pública.
Durante su participación en la mesa de debate “Contenidos e implementación de la reforma: valoración general”, del foro “A tres años de la Reforma en materia educativa”, organizado por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, Gil Antón advirtió que la reforma ha generado un “supuesto falso” de que con la evaluación docente, la calidad de la educativa mejoraría; sin embargo, “se ha demostrado que la mayoría de los maestros cuentan con las suficientes capacidades para estar frente al aula, pues eso lo han demostrado los mismos resultados de los procesos de evaluación”.
Esta reforma, puntualizó, más que educativa es laboral y política, pues ha venido a modificar los lineamientos del “pacto corporativo” en el que se mantiene la educación en nuestro país.
La reforma tiene un alto contenido de control político y laboral, que contradice los fundamentos pedagógicos con los que se desarrolla la actividad docente.
Finalmente, señaló que los beneficios que gozaba el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y sus cúpulas, fueron concedidas con la aprobación de la autoridad federal, estatal, municipal y la Secretaría de Hacienda, por lo que la “recuperación de la rectoría”, es simplemente un reconocimiento a esas atribuciones ilegales que fueron concedidas y que ahora quieren retomar.
Por su parte, el subsecretario de planeación Otto Granados Roldán, dijo que la reforma educativa busca mejorar las condiciones de los maestros, así como una correcta profesionalización, actividades que quedaron “estancadas” durante muchos años.
La nueva ley busca fortalecer a los maestros y seleccionar a los mejores, en un sistema que por años su deficiencia ha sido que los niños no aprenden lo que tienen que aprender y los profesores no enseñan lo que deben enseñar.
Durante su participación explicó que la reforma va en un camino correcto, donde se restablece a la escuela y el maestro como el centro de la comunidad educativa, por lo que tienen que fortalecerse desde diversas vías.
Sin embargo, reconoció que aunque la reforma educativa puede ser mejorada, “esta no debe traicionar sus propios principios”.
La reforma sí es educativa; sin embargo, es un proceso sistemático que durará mucho tiempo en operarse.
Mientras tanto, el Presidente del Consejo Nacional de Participación Social en la Educación, Carlos Mancera, advirtió que, de seguir con el actual modelo de educación, no se podrán transmitir las habilidades necesarias para desarrollarse en el siglo XXI, por lo que se debe romper el esquema de educación rígida que aún permea en el país.
Los resultados en el aprendizaje no son los deseables, el promedio no nos deja satisfechos.
Por ello, dijo que la reforma no es administrativa, política ni laboral, sino realmente educativa; la cual es profundamente necesario y no solo un capricho gubernamental.
En esta reforma y el nuevo modelo educativo, continuó, es necesario también, desarrollar habilidades personales como el sentido de la responsabilidad, cooperación, ciudadanía, ética y respeto; valores fundamentales en nuestra actual sociedad.
Finalmente, exclamo que las anteriores reformas educativas han quedado incompletas porque no han sabido aterrizar lo que se dice en las leyes en las tareas cotidianas en el aula, por lo que llamó a las autoridades educativas de todos los niveles a redoblar esfuerzos para lograr mejorar la conexión entre las leyes y la práctica docente.
Por último, Miguel Ventura Rivera, Supervisor de Educación Primaria de Colima, se dijo preocupado porque la reforma educativa no ha tomado en cuenta la opinión de los maestros y los únicos pactos, alianzas y negociaciones se han hecho con la cúpula del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), presidido por Juan Díaz de la Torre.
Ante ello, dijo que aunque la ley no dice textualmente que los maestros son la causa del problema educativo, los discursos de los funcionarios así lo demuestran, por lo que llamó a las autoridades a replantear la forma en que se comunica la reforma educativa e incluir a los docentes y expertos en la materia, en la reformulación de la misma.