Ángel Díaz Barriga
El día 4 de enero la SEP presentó en su blog bajo el título de preparándose para un regreso seguro a la escuela una valoración sobre el programa de Aprende en Casa 2 Como otras cosas de este gobierno hizo una encuesta, que con los docentes que he podido consultar expresan que no conocieron, una encuesta que tiene “sus datos”. Los maestros están satisfechos (el 94%) consideran que contenidos y didáctica fueron “correctos”, Ni siquiera, según este boletín, piden los maestros conocer los contenidos del programa con unos días de anticipación. La mejora que requiere el programa son técnicas (No entiendo que quiere decir, pero me imagino más cercanas a la dimensión tecnológica).
Llama la atención que los maestros no sugieran que los contenidos estén más cercanos a la vida que experimentan los alumnos (por ejemplo: como son los alimentos que consumen, cómo se preparan, qué gatos implican, con funcionan los equipos eléctricos de la casa, la lavadora en caso de existir, como llega el agua potable donde llega o que hacen cuando no llega. Cómo se desinfectan las verduras, como hacen cuando tienen un miembro del hogar enfermo, etc. Tantos temas cercanos a los alumnos que obviamente un sistema central no puede enfrentar, pero sí, se podría asignar a cada escuela, al colectivo docente, al Consejo Técnico planificar cómo trabajar con los niños de su escuela, que temas desarrollar, que preguntas focales realizar, ellos sí conocen diversas situaciones del entorno que rodea a los alumnos.
No entiendo la afirmación la parte didáctica es correcta, cuando los programas no permiten ni diálogo, ni interacción, cuando se reconoce que los alumnos se conectan dos o tras veces a la semana, aunque los programas se transmitan los cinco días de la semana. La sala, el comedor, la recámara o una esquina forzada en el puesto donde la madre trabaja en un mercado no son salones de clase. No queda claro el reconocimiento a las madres de familia por acompañar a sus hijos en sus actividades escolares. No niego que exista un grupo de madres que a sus tareas cotidianas (las del hogar e incluso las de su trabajo) tengan que asumir la tarea de acompañar, explicar o en ocasiones exigir a los niños que cumplan con los “retos” (tareas disfrazadas) que expresan los programas.
Pero en la encuesta no aparece otro grupo de niños que realizan su trabajo escolar solos, cuando pueden realizarlo, porque no cuentan con un adulto a su lado que pueda acompañarlos en esta tarea, no aparecen las madres y/o adultos que plantean que no pueden apoyar a los niños porque no recuerdan los temas que se están trabajando (ese no recuerdo refleja que la escuela escolariza, pero no forma los procesos de pensamiento). En la encuesta no hay niños que no se conectan nunca al programa aprende en casa 2, no hay deserción.
Es extraño que la única demanda de los maestros sea adecuar los horarios de transmisión La Nueva Escuela Mexicana, que en estricto sentido no sabemos en que consiste, pero queda claro que sigue siendo una escuela que escolariza, pero no prepara para la vida, una escuela que le preocupa el currículo y el libro de texto, pero no el aprendizaje que el alumno puede realizar en su entorno.
El boletín afirma que la nueva escuela mexicana es un proyecto flexible, entiéndase lo que se quiera entender de ello. El boletín inicia expresando que tanto la UNESCO, como la OCDE (en un gobierno que busca rescatar la autonomía nacional) reconocen el esfuerzo realizado, lo cual llama mucho la atención porque ambas organizaciones, a menos que hayan cambiado su corpus doctrinal en estos dos años, son co-responsables del desastre educativo que se ha realizado en varios países, al establecer un conjunto de recomendaciones en lo que se podría llamar el círculo de la calidad, en donde se expandió la evaluación (entiéndase exámenes a gran escala nacionales e internacionales) para nosotros, ENLACE, EXCALE, PLANEA, EXANI I, II y III, EGEL entre otras, así como los sistemas de pago al mérito (Carrera Magisterial primero, luego evaluación universal de los docentes, para concluir con la llamada evaluación obligatoria) Todos estos sistemas no de evaluación sino de medición. Hoy esas instituciones que dañaron al país reconocen el esfuerzo realizando durante la Pandemia.
Extraño que la autoridad educativa busque este respaldo. Más extraño aún que un gobierno cuyo discurso era trabajar con los docentes presente un programa sin los docentes. Es necesario recordar que existen los colectivos docentes en cada escuela, que existe el consejo técnico, la academia de materias y que desde ahí se podría construir otra forma de vincularse con los alumnos en este contexto adverso. Pero implicaría abandonar el centralismo curricular, el centralismo de la gestión de la educación y el pensar que se puede formar de manera homogénea a un grupo de sujetos de la educación que viven circunstancias muy diversas. Renunciar a la homogeneidad, para reconocer las condiciones regionales y de contexto donde el alumno puede aprender y formarse. Entender y trabajar sobre lo que le rodea, es el reto que tiene que enfrentar el proyecto educativo de este sexenio que no acaba de construirse en lo fundamental.