Jesús Andriano*
La idea del gobierno federal por generar una Nueva Escuela Mexicana (NEM) se ha convertido en una tarea de claroscuros llena de contrastes, las posibilidades de un nuevo proyecto se ilumina en el discurso y las acciones ensombrecen la intención de un cambio sustancial en la educación. Tal parece que el rompecabezas de la NEM se encuentra proyectado pero no ésta diseñado; las leyes secundarias siguen en su análisis para entrar en discusión y de ser posible su validación, la propuesta de un modelo educativo bajo un enfoque socioformativo se anuncia como la posibilidad de mejorar el trabajo articulado entre los actores educativos y con ello ayudar a resolver los problemas sociales del país.
En la NEM se plantea la necesidad una educación integral y para la vida que no solo enseñe asignaturas tradicionales, sino que considere el aprendizaje de una cultura de paz, activación física, deporte escolar, arte, música y, fundamentalmente, civismo e inclusión. Sin embargo, la imprecisión en los procesos de capacitación sobre lo que implica el desarrollo un proyecto transversal y colaborativo es cuestionable, la forma en la que se visualiza un modelo integral y las condiciones en las que se genera ponen en duda la buena intención pedagógica.
No cabe duda que la educación enfrenta nuevos retos en los que se busca contribuir a desarrollar el potencial del ser humano, la necesidad por cambiar un modelo educativo no puede visualizarse solo como un proyecto gubernamental, la perspectiva de una educación de calidad y excelencia se establece desde las condiciones en las que se encuentran las escuelas.
En la Evaluación de las Condiciones Básicas para la Enseñanza y el Aprendizaje (ECEA) que realizó el extinto INEE, se rescata la naturaleza y los escenarios en la que laboran las instituciones de educativas del nivel básico, hasta el medio superior. En dicho informe se valoran siete condiciones básicas en las que se encuentran, la infraestructura para el bienestar y aprendizaje de los estudiantes, el mobiliario y equipo básico para la enseñanza y el aprendizaje, el material de apoyo educativo, el personal que labora en las escuelas, la estrategia de gestión del aprendizaje, las acciones para el funcionamiento escolar, así como la convivencia escolar para el desarrollo personal y social; de acuerdo a los diferentes informes, los resultados no son satisfactorios la mayoría de las escuelas carecen de algunas de las condiciones básicas que plantea el ECEA.
Las condiciones de infraestructura en las que se encuentran las instituciones suelen ser determinantes para el buen desarrollo de una educación, de acuerdo a la UNESCO, en un estudio dado a conocer en el 2017 por la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), se analizó que el problema con respecto a la infraestructura afecta de manera considerable al proceso de aprendizaje de los alumnos; con respecto a los espacios de los centros escolares, solo uno de cada cuatro estudiantes de educación básica de América Latina y el Caribe asiste a centros escolares con infraestructura escolar suficiente en todas las categorías estudiadas. La suficiencia de cada escuela está relacionada con el acceso a seis categorías básicas: agua y saneamiento; conexión a servicios; espacios pedagógicos o académicos; áreas de oficinas; espacios de uso múltiple y equipamiento de las aulas.
En el informe de PLANEA 2018, se anunció la necesidad de un desarrollo de la infraestructura física de las escuelas, en él se establece que las malas condiciones de más del 97% de las escuelas vulnera la alternativa para la mejora de los aprendizaje en los niños, y por lo tanto se emiten una serie de recomendaciones que se tendrían que estar visualizando en el proyecto de la NEM.
El problema no es menor, el recorte presupuestal en el presente sexenio a partir de la Reforma Educativa de 2019, atribuye al Estado nuevas obligaciones que revelan la necesidad de una mejor infraestructura educativa; sin embargo el posicionamiento al respecto es diferente, el gasto educativo estimado para 2020 carece de una reestructuración, y la mayor parte del presupuesto educativo será destinado a gasto corriente, lo que implica que la inversión a la obra pública será limitado para cubrir las necesidades que se presentan.
El proyecto de la NEM tendría que ocuparse en un primer momento de las condiciones básicas para una educación integral, antes de considerar que el desarrollo de una reforma educativa va a transformar los procesos educativos, es necesario reconocer que el grado de calidad y excelencia depende de las condiciones con las que se plantea la infraestructura escolar.
*Profesor investigador de la Escuela Normal de Tecámac. Colaborador de Voces Normalistas. Miembro de la RED RECREA.
Referencias
INEE. (10 de Septiembre de 2019). Evaluación de Condiciones Básicas para la Enseñanza y el Aprendizaje. Obtenido de https://www.inee.edu.mx/evaluaciones/ecea/
SEP. (8 de Noviembre de 2019). Plan Nacional para la evaluación de los aprendizajes. Obtenido de http://planea.sep.gob.mx/ba/
UNESCO. (12 de Noviembre de 2019). UNESCO. Obtenido de https://es.unesco.org/