Diego Juárez Bolaños*
Durante las últimas semanas nos hemos visto invadidos a través de las redes sociales y medios informativos, de una gran cantidad de datos e imágenes provenientes de Ucrania. Sin embargo, buena parte de esos datos forman parte de procesos propagandísticos de las partes en disputa, como ocurre en el contexto de cualquier conflicto armado.
Sin embargo, a partir de la lectura de especialistas en temas de geopolítica y analistas que han examinado procesos sociales y económicos de Europa del Este, podemos establecer algunas tendencias generales que podrían generarse a partir de este evento militar.
Cambios demográficos en Europa del Este. En general, los países del continente europeo viven, desde hace décadas, un proceso de lento crecimiento poblacional. En particular, naciones de Europa del Este (como Polonia, Hungría, Eslovaquia y los Bálticos), han visto a sus poblaciones disminuir o crecer muy lentamente, debido a los pocos migrantes que reciben, sumado a la emigración de sus habitantes hacia otras naciones europeas (Alemania y Reino Unido, por mencionar los dos más relevantes) y que las nuevas generaciones de jóvenes europeos desean tener pocos hijos o simplemente ya no tenerlos.
Por lo anterior, los países de Europa están abriendo las puertas a los inmigrantes ucranianos (a diferencia del trato que han recibido los desplazados de las guerras en Siria o Afganistán), en su gran mayoría mujeres y niños (recordemos que el gobierno ucraniano impuso medidas para evitar la salida del país de los varones entre 18 y 60 años). Esta población inmigrante ucraniana comparte culturas, procesos históricos y sociales con las naciones que forman parte de la Unión Europea del Este. Lo anterior, sumado a sus altos niveles de educativos, hará que los gobiernos europeos no solo sigan facilitando su ingreso, sino faciliten la permanencia de la población desplazada desde Ucrania en sus territorios.
Menor uso del dólar y del euro en las transacciones de comercio mundial. Las sanciones económicas impuestas por naciones occidentales a Rusia podrían ocasionar que muchos países encabezados por potencias no alineadas a los intereses estadounidenses, como Turquía, China o India, tomen medidas para depender lo menos posible del dólar y del euro en las transacciones comerciales mundiales. Un “ganador” en este proceso será el yuan (la divisa china), además de otras alternativas que han tomado fuerza durante los últimos años, como las criptomonedas.
Menor dependencia de la tecnología europea y estadounidense. Desde las medidas que tomaron varios gobiernos occidentales contra compañías tecnológicas chinas (el caso más recordado es el de Huawei), esa nación asiática aceleró sus procesos para depender lo menos posible de la tecnología generada en Occidente. La guerra en Ucrania y las sanciones tecnológicas fortalecerán esos procesos, no solo en China, sino en los otros gigantes asiáticos, como Rusia e India. Naciones que seguirán incrementando sus inversiones en ciencia para seguir consolidando alternativas a las grandes compañías coreanas, japonesas y estadounidenses, ya que en el proceso de innovación en tecnologías de la información la Unión Europea se ha quedado muy rezagada.
Fortalecimiento de los mercados bursátiles y financieros de Asia. Hace más de 20 años, a partir de la xenofobia hacia los países árabes ocasionada por los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York, ocasionaron que una gran cantidad de capitales e inversiones se trasladaran desde Europa o Estados Unidos, hacia ciudades y regiones emergentes de Asia. El crecimiento exponencial vivido desde hace dos décadas por parte de varias naciones asiáticas, como Emiratos Árabes Unidos o Qatar, no solo se pueden explicar por los mercados energéticos y petroleros, sino por una entrada de enormes capitales de origen asiático que dejaron las bolsas y los mercados financieros occidentales, a favor de estos espacios emergentes. Por lo que las sanciones a los capitales y bancos rusos, originarán la consolidación, incluso surgimiento, de mercados financieros asiáticos.
Crecimiento en la venta de armamento mundial. No más de diez países concentran 75% de la venta mundial de armamento. En tal listado, además de Estados Unidos y Rusia, aparecen Francia, Alemania, China, Reino Unido e Israel. Sabiendo que los primeros países que fortalecerán sus gastos militares serán los europeos, otras regiones del mundo también incrementarán sus erogaciones armamentísticas, en detrimento de otras áreas de sus economías.
¿Cómo se adaptará México a estos emergentes cambios internacionales? ¿Los eventos en Europa del Este impulsarán al país a buscar una menor dependencia económica, financiera y tecnológica del exterior? ¿Será una oportunidad aprovechada o perdida en la búsqueda, desarrollo y consolidación de alianzas con naciones latinoamericanas, asiáticas y africanas, además del fortalecimiento de procesos internos que pretendan obtener una mayor autonomía en áreas donde hemos sido totalmente dependientes del extranjero?
Por último, es importante señalar que en una época donde se transmite una enorme cantidad de información a través de las redes sociales, buena parte de esta muestra solo vídeos o imágenes, pero no datos que nos permitan contextualizar o tratar de entender lo que se está observando. Consideramos que estamos informados, incluso “en tiempo real”, de lo que está ocurriendo en Ucrania, pero en realidad vemos solo un ínfimo fragmento de lo que está aconteciendo en esa región de Europa, olvidando que “la primera perdedora en una guerra es la verdad”.
Aún en nuestros tiempos, donde suponemos que podemos enterarnos de lo que ocurre en regiones lejanas, seguimos sin saber realmente lo que está aconteciendo en la mayor parte de Ucrania. Y sobre tal desinformación es que debemos intentar obtener fragmentos que nos permitan tratar de posicionarnos ante los terribles, dolorosos y dramáticos acontecimientos que están ocurriendo en esa región del mundo.
*Investigador de la Universidad Iberoamericana