La Universidad es un factor de civilización humana, donde la discusión y el diálogo se anteponen a los insultos y las diatribas, y la autonomía permite que en este espacio se enseñe a los seres humanos a usar la palabra, la reflexión, antes que cualquier otro instrumento o mecanismo de violencia, afirmó el exrector de la UNAM, Pablo González Casanova.
Durante la ceremonia de conmemoración por los 90 años de la autonomía de esta casa de estudios, encabezada por el rector Enrique Graue, y tras recibir el Reconocimiento Autonomía Universitaria 2019, González Casanova subrayó que es un instrumento fundamental contra el pensamiento único que los poderes establecidos imponen, a partir de distintas creencias y filosofías.
En países como México “la historia de la autonomía forma parte de una lucha contra la dependencia, del creer y el saber metropolitano; contra la dependencia del creer y el saber de las clases dominantes y sus mediadores o personeros”.
En ceremonia solemne, donde estuvieron José de Jesús Orozco Henríquez, secretario permanente de la Junta de Gobierno; y Othón Canales Treviño, vicepresidente de la Junta de Patronos, Graue otorgó medalla y diploma a González Casanova; a la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara; a la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina; y a la Universidad de la República de Uruguay. También, de manera póstuma al diplomático Fernando Solana Morales, al exrector Alfonso Caso Andrade y al escritor Baltasar Dromundo Chorné.
En su oportunidad, Rodrigo Arim, rector de la Universidad de la República de Uruguay, rememoró que sus connacionales tuvieron en México y la UNAM un espacio para reconstituir sus vidas luego del exilio a que se vieron obligados cuando su nación fue asolada por el terrorismo del Estado, entre 1973 y 1985. “En un contexto donde los dogmas viejos y nuevos y la desinformación se comienzan a convertir en un espacio habitual en la vida democrática de las sociedades, las universidades y su autonomía son de los pocos resguardos seguros que preservan estos valores”.
En la sociedad donde vivimos, donde el conocimiento avanzado es una fuente de progreso social, pero también de poder, “tenemos el imperativo ético y político de democratizarlo para asegurar un futuro a nuestras sociedades latinoamericanas, tan profundamente desiguales, para lograr el bienestar general y que las agendas de formación e investigación no las determinen los poderes fácticos, políticos o económicos en turno, sino las necesidades de los países”.
La autonomía, subrayó, es la base para aportar desde nuestro rol a la construcción de sociedades igualitarias, equitativas y justas.
En tanto, la rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara, relató que en años recientes su institución tuvo que defender con solicitudes, denuncias y marchas su autonomía frente al Ejecutivo estatal, que retrasaba sus recursos económicos.
La justeza de esta lucha permitió que la LXIV Legislatura de Veracruz realizara modificaciones relativas a su autonomía presupuestaria para que de manera proporcional y progresiva llegue al cuatro por ciento del presupuesto global estatal en el 2023, y será irreductible. Además, su comunidad logró que, por primera vez en 75 años, se les diera la atribución de presentar iniciativas para modificar su Ley Orgánica.
“No cejaremos en la lucha no sólo de vivir nuestra autonomía en la libertad de cátedra, creación y pensamiento; o en la construcción de trayectorias y modelos educativos, sino además, y sobre todo, en la de hacer respetar esa autonomía a las instancias de los tres poderes y tres órdenes de gobierno, lo que no significa dejar de rendir cuentas y evitar nuestra responsabilidad social”, subrayó.
Asimismo, destacó que a lo largo de los 90 años de su autonomía, la UNAM ha sabido enfrentar diversas luchas con las que ha transformado vidas, y agradeció que el Reconocimiento Autonomía Universitaria “celebre, más que la autonomía, su defensa; más que los nombres, las historias; más que la estabilidad, la lucha”.
En ceremonia efectuada en el auditorio de la Rectoría, la académica del Instituto de Investigaciones Filosóficas, Manola Rius Caso, nieta del exrector Alfonso Caso Andrade, refirió que la primera ley dedicada a la autonomía universitaria constituyó un gran avance, pues “expresó el anhelo de cientos de universitarios que desde el siglo XIX habían luchado por el reconocimiento del derecho y la capacidad de la Universidad de gobernarse y regirse por sus propias leyes”. Sin embargo, no eliminó la intervención directa del presidente de la república ni en la propuesta eterna del rector, ni en la supervisión del presupuesto universitario, entre otros asuntos.
En representación de su abuelo, la universitaria dijo que es claro que el camino de la autonomía universitaria ha sido largo y atribulado porque recoge la experiencia del país en sus diferentes complejos procesos de construcción. La autonomía “no es una improvisación coyuntural, ni una consigna que provenga del poder político, es un logro que reúne a varios de nuestros mejores pensadores, así como la voz de estudiantes, académicos y trabajadores”.
Previamente, Enrique García Formenti, heredero de Alejandro Gómez Arias, dio lectura al documento de entrega-recepción del archivo de quien fuera presidente de la Confederación Nacional de Estudiantes y del comité de huelga del movimiento que luchó por la autonomía universitaria, en 1929, donde expresó que es una satisfacción donar ese acervo a la Universidad Nacional.
El mejor lugar para este archivo es la UNAM, recalcó, donde se cuidará y se pondrá a disposición para su consulta a los universitarios y cualquier persona interesada. La ubicación física de los documentos, periódicos y recortes de los mismos, con información desde 1928 hasta los años 90, con temas como la huelga estudiantil, la autonomía, las sesiones del Consejo Universitario en sus primeros años o el comunicado que Gómez Arias envió al entonces presidente de México, Emilio Portes Gil, para demandar la autonomía universitaria, será el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).
Antes, el secretario general de la UNAM y presidente del Consejo del Reconocimiento Autonomía Universitaria, Leonardo Lomelí Vanegas, explicó que desde 2014 se instituyó este galardón que tiene por objeto distinguir las contribuciones en favor de la constitución, fortalecimiento y desarrollo de la autonomía universitaria, de personajes de la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación, las humanidades, la cultura, las artes y la política, que hayan hecho aportaciones al desarrollo institucional en un contexto autonómico público.
Con él, se distingue la trayectoria de personajes en vida y de manera póstuma, así como de organismos o institucionales nacionales o del extranjero, propuestos por el rector a ese Consejo. El reconocimiento consiste en el otorgamiento de una medalla alusiva a la autonomía, acuñada en plata, y un diploma, y se entrega cada cinco años en ceremonia solemne.